Actividad

Parce ser que en el Antiguo Egipto, las adopciones se regían por leyes bien formuladas.
Aparte de la adopción habitual de hijos e hijas jóvenes, cosa que era corriente, sin apenas dificultades y primando siempre los intereses del adoptado, se cuenta el curioso caso de la dama Nanefer, quien estaba casada con un palafrenero, Nebnefer, con quien vivía desahogadamente y con un patrimonio nada despreciable.
La pareja no tenía descendencia, y su marido, viendo que si ella quedaba viuda, los parientes podrían ponerle dificultades en la herencia, entonces decidió adoptar a su propia esposa como hija, para que de esta manera pudiese ser la única legataria de la herencia.
Efectivamente quedó viuda y nadie pudo causarle problemas con aquel patrimonio y los privilegios que se generaraban del cargo que había tenido su marido ya difunto, y a quien sobrevivió dieciocho años, no casándose nunca más, ni teniendo hijos, y ayudando generosamente a los parientes de su esposo, quien en vida, y por amor, se había convertido en marido y padre.