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  • prolongo ha actualizado una entrada en el grupo Logo del grupo Curiosidades de la AdopciónCuriosidades de la Adopción hace 13 años, 11 meses

    La doctrina confuciana enfatizaba la formación ideal de familias extensas unidas por el linaje, con cinco generaciones masculinas bajo un mismo techo.
    Tan importante era el linaje durante las dinastías Ming y Quing, que no dar a luz a un varón podía estar relacionado con faltas cometidas por los antepasados. Tener un varón era una bendición, no tenerlo era un castigo.
    Un hijo varón implicaba para el padre el cumplimiento de su deber filial hacia su propio padrep así como la continuidad de su linaje. Para la madre suponía una mejora del estatus dentro de la familia de su esposo, una seguridad en su futura situación económica y el único apoyo afectivo que realmente se le permitía en el seno familiar.
    Una esposa que no concibiera un varón era considerada estéril. Y cuando no llegaban los hijos, la adopción, en multitud de formas, venía a resolver (al menos parcialmente) el gran problema.
    Uno de los tipos de adopción más extremos era la adopción póstuma. Podía ocurrir que un hombre muriese demasiado joven sin casar o sin descendencia masculina, y en este caso se recurría a este tipo de adopción. El contrato era organizado por la viuda, interesada en tener un hijo para asegurar su posición entre la familia de su marido. Los ancianos del linaje supervisaban el trámite, que se realizaba en un papel rojo, donde se indicaba el nombre del hijo adoptivo, que era depositado sobre la placa conmemorativa del difunto.
    Esta práctica por la que un difunto podía adoptar a un hijo se explica por la misma razón que las prácticas que consumaban matrimonios entre personas difuntas o entre un hombre muerto y una mujer viva: la necesidad de rectificar algunas circunstancias en el mundo de los espíritus.
    Y las razones, seguir el linaje y conseguir un descendiente que se responsabilizase del culto a los ancestros y a su padre adoptivo ya muerto.