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Jean-Jacques Rousseau fue un escritor, filósofo y músico definido como un ilustrado. Sus ideas políticas influyeron en gran medida en la Revolución francesa, el desarrollo de las teorías republicanas y el crecimiento del nacionalismo. Pero profundas contradicciones lo separaron de los principales representantes de la Ilustración. Entre estas contradicciones se encuentra una relacionada con sus propios hijos. P
ensaba Rousseau que el ser humano tiene una bondad natural que la sociedad se encarga pronto de eliminar. Afirmó que, para evitar que sus hijos fueran pervertidos por la vida social en la que él mismo se hallaba inmerso, los entregó a la asistencia pública para que fueran educados en un asilo y, tal vez, entregados a una familia campesina alejada de la degeneración que aquejaba a la sociedad.
Multitud de investigadores se han esforzado en tratar de saber qué fue de estos niños, cuyo número ha llegado a fijarse en cinco. Pero nunca se ha encontrado ningún dato fiable.
Durante algún tiempo se habló de un joven que el año 1791 se había suicidado en Ermenonville, donde Rousseau está enterrado, y al que se llegó a considerar uno de esos hijos, que habría decidido quitarse la vida ante los restos de su padre.
Es sorprendente que un hombre que afirmaba en su obra «Emilio, o De la educación» que «la lactancia materna une con firmeza a madres e hijos, cohesiona la familia y proporciona los fundamentos para la regeneración social», fuera capaz de abandonar a todos sus hijos.
Algunos especialistas han llegado a plantear dudas sobre la existencia misma de tales hijos. Que una persona se invente que ha tenido cinco hijos y diga, a continuación, que los ha enviado a todos al asilo resulta bastante sorprendente. Pero Rousseau, a pesar de su gran fama, era en realidad un tipo bastante estrafalario,y en su una autobiografía titulada «Mis confesiones» aparece como un personaje desequilibrado.