Actividad

«Sin demasiadas luces alguien se ha acercado. Apenas me salía el lloro
para reclamar ayuda porque la lava del volcán me ahogaba el llanto.
Pero ha venido. La cuidadora que estaba de guardia me ha tomado en
sus brazos y me ha sacado del lugar del siniestro. Yo quería llorar para
fijar bien mi protesta por lo que me estaba pasando, pero no ha sido
necesario. En la penumbra la cuidadora me ha conducido a los aseos y
allí, con un asombroso tacto, me ha desnudado, me ha limpiado, me ha
vestido… y me ha besado.
El beso tiene poderes mágicos. Todas mis ansias por manifestar el
dolor que me produce el volcán dentro de la barriga han amainado. Ni
siquiera el sueño roto me molestaba en ese momento. Sólo quería que
ese beso se repitiera para comprobar que no lo había soñado, que no
había sido accidental».

Fragmento de la novela ‘El hijo de Yuri Gagarin’
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