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Francia es uno de los pocos países que conserva el llamado “parto anónimo”, una figura jurídica que otorga a la mujer que ha dado luz a un niño el derecho de mantener en secreto su identidad.
Es decir, la ley asegura a la madre su decisión de mantener su identidad en el anonimato, de modo que la persona que ella engendró no sólo está impedida de iniciar una acción de filiación, sino de llegar a saber, algún día, quién fue su progenitora.
El funcionamiento es el siguiente: el certificado de nacimiento incluye una línea de puntos donde se coloca el nombre de la madre; pues bien, hasta hace algunos años, en el certificado del nacido, en esa línea de puntos, se colocaba la letra X (de ahíque también se le conozca como «el parto bajo X»), signo que automáticamente lo hacía un niño habilitado para ser adoptado; actualmente, con el mismo efecto, no se coloca la letra sino que se escribe el nombre y luego y se tacha con tinta negra haciéndolo indescifrable.