Consejos para evitar las regresiones de los niños ante la llegada de un hermano

Antes de la llegada o nacimiento de un hermano pequeño, hay que haber preparado el terreno, hablar con el niño de la llegada del otro, resaltando lo positivo del rol que puede desempeñar con el hermano y lo bueno que es ser más mayor y más responsable.

El momento de la llegada a casa es el que exige más tacto. Demuestre alegría al volver y encontrar todos juntos otra vez. Demuestre interés y escuche todo lo que el mayor cuente. Hágale saber que ahora la familia será aún más feliz. El niño necesitará de la seguridad y la confianza de sus padres. Otra cosa es avisar a las visitas para que le presten atención también a él y no sólo al nuevo hermano.

Es importante que no se cambie la rutina del niño. Si hay que hacer un cambio, se debe hacerlo antes. No olvides de jugar con el mayor, de estar en la mesa a la hora de comer, cenar, de prepararle su merienda preferida, de permitirle que se acurruque en tus brazos. Busca que el momento que tenías solo con él no se altere. Por ejemplo, no te olvides del cuento a la hora de dormir,… esas cosas.; Otra cosa importante es planificar las actividades familiares y tener muy en cuenta aquello de «Todos para uno y uno para todos». Que la familia sea un trabajo de equipo.

Es importante reforzarle cuando mantenga una actitud positiva hacia el pequeño; esto potenciará que este comportamiento se repita. El niño está adquiriendo un nuevo papel en su vida: hermano mayor. Haga que se sienta orgulloso y responsable de este nuevo «puesto» permitiéndole hacer cosas «de mayores» y que se adecuen al mismo tiempo a su edad (por ejemplo, le pueden dejar que coma en la mesa con los adultos, que se acueste un poco más tarde, ….).

Corrección de los Celos

¿Cómo participan los abuelos y demás familiares?

Con la misma estrategia que los padres frente al tema de celos, reafirmará la estrategia y se conseguirá entre todos disminuir la intensidad de los mismos.

NORMAS GENERALES

1) Evitar comparar a lo hijos respecto a sus cualidades o aptitudes, ya que la comparación favorece los celos.
2) No hay que hacer lo mismo para todos, ya que siempre resulta injusto puesto que cada hijo tiene sus propias necesidades.
3) Elogiar las cualidades de cada hijo y animarle a que corrija sus dificultades sin compararlo con los otros.
4) Favorecer que cada uno de ellos realice las actividades que más le gustan, potenciando de esta forma los intereses de cada uno. Aunque lo más cómodo es que hagan las mismas cosas, forzar actividades va en detrimento de su libertad. Cuando los niños han sido capaces de realizar tareas juntos o de jugar amistosamente hay que reforzar estas actitudes gratificándoles.
5) Enseñar a los niños a discutir adecuadamente sus conflictos, escuchando al otro y buscando soluciones a sus problemas, será ideal para que disminuyan los celos y crezcan como personas.

Desaciertos
– Adelantar acontecimientos: cuando va llegar el hermano uno le dice al niño: !qué rico, vas a tener un hermano para jugar a la pelota!. Pero llega el hermano y por la razón que sea no quiere jugar, no sabe, no puede, y además que le quita la atención de mamá. Uno ilusiona al niño pero él se desilusiona y se enoja con la mamá y el hermano.
– Pedirle al hermano mayor que ceda ante las exigencias de un hermano pequeño: !pásale el juguete porque él es más chico que tú, para qué lo haces llorar!. A uno se le olvida que ese niño sigue siendo niño por mucho que sea el mayor, por lo tanto, le va a costar compartir sus cosas porque pasan muchos años en esta etapa egocéntrica
– Decirle al niño que tiene que querer al otro porque es su hermano: el cariño y amor se da con el tiempo y en forma gradual. No hay que presionarlo a que quiera a su hermano
– Preguntarle al niño continuamente si quiere al hermano: hay que evitarlo porque también es una manera de presionarlo
– Hacer crecer a los niños de golpe porque llegó otro hermano: los cambios han de ser graduales y anticipándose a la llegada del hermano.
– Sobrevalorar la capacidad afectiva del niño para arreglárselas solo: !ahora haces las tareas sólo, ya eres grande y tú las puedes hacer!.
– Ridiculizar a uno de los hermanos: hay que ser cuidadoso con lo que se dice para no herir al niño. Si los niños se ridiculizan entre ellos lo hacen con un afán de mostrarse mejor que el otro, y los padres tienen que tratar de evitar esas situaciones tratando de hacer ver que cada uno tiene sus potencialidades
– Pedir al mayor que represente el papel de !modelo! para sus hermanos: por ser el mayor debe dar el ejemplo y a uno se le olvida que sigue siendo niño. Son los papás los que tienen que dar el ejemplo. Lo que sí pueden hacer los papás es mostrarle las ventajas que tiene el ser el mayor y qué beneficios tiene
– Darles todo lo que uno no tuvo durante la infancia
– Tolerar los comportamientos dañinos o destructivos
– Esperar la perfección de los hijos
– Comparar a un niño con otro es muy dañino. Cada niño tiene sus propias características y potencialidades
– Descartar o suprimir el resentimiento o el enojo del niño: hay que dejar que el niño exprese lo que siente
Aciertos

 

– No caer en las comparaciones ni en el favoritismo
– Incentivar objetivos separados: permite la diferenciación de los hijos y que ellos se planteen sus propios objetivos y que los cumplan
– Estar atento a lo que los niños dicen y no opacar cuando la expresión es negativa
– Buscar el momento oportuno para corregir y encauzar los sentimientos: cuando los niños expresan los sentimientos negativos que tienen hacia el hermano u otra persona hay que esperar el momento adecuado para conversar acerca de esos sentimientos y tomarse el tiempo necesario para hacerlo
– Enseñar modos de expresión: si el niño no tiene el vocabulario adecuado para hacerlo, ponerle uno las palabras exactas de lo que siente: !pena, rabia, vergüenza, etc.
– Darle medios de entretenimiento propios al hermano menor: el menor siempre quiere los juguetes del mayor pero hay que saber respetar los juegos para cada edad y el espacio del mayor
– Convencer a cada hijo que tiene un lugar muy especial en el corazón de sus padres: no sirve de nada decirle a los hijos !te quiero mucho!, !quiero estar contigo para siempre!, si uno no lo acompaña con obras.
– Si a un niño no se le conceden las mismas cosas que a otro mayor darle una explicación clara y a su nivel
– Hacer partícipes a los hijos del cuidado del hermanito.
– Explicar los beneficios de ser ya mayor.
– Hacer que los hijos formen equipo
– Recordar juntos anécdotas
– Tomar a uno de los niños y convencerlo de prepararle una sorpresa al otro.
– Establecer reglas generales que se perciban como justas para todos y conversarlas: hora de comer, lavarse, acostarse, etc.
– Permitir que los niños mantengan objetos que sean exclusivamente de su uso personal: puede darle los juguetes que ya no usa al nuevo hermano y los nuevos son de su uso exclusivo
– Decirles a los hijos que saben cómo se sienten: decirles que tienen pena, rabia, etc.
– Usar la alabanza o el elogio apropiadamente y seguido
– Seguir la regla !todos para uno y uno para todos!: si todos los hijos quieren el mismo juguete para la Navidad, dárselo a todos y no a uno sólo.
– Felicitar a los niños cuando juegan juntos
– Pasar con cada hijo el mayor tiempo posible: ellos miden la cantidad y calidad del tiempo que los padres están con ellos
– Actuar como moderadores en las posibles agresiones que surjan entre los hermanos
– Ayudarlos en hacerse responsables de resolver sus propios problemas
– Planificar y realizar actividades conjuntas con toda la familia
– Darle a cada niño alguna tarea específica en el hogar en la que se sientan cómodo.
CONCLUSIONES

– No podemos evitar los celos, sólo ayudar a que sean menos dolorosos y a no fomentarlos.
– Cada niño debe sentir que es especial para sus papás. Los celos disminuirán con el tiempo si el niño ve que tiene un lugar especial en el afecto de los padres, y que los hermanos lejos de ser una amenaza para su seguridad, llegarán a ser compañeros con quienes compartir, a quienes querer y también capaces de darles amor.
– Las relaciones entre los hermanos nos preparan para una adecuada participación en la sociedad: enseñan a respetar los sentimientos de los demás, a compartir, perdonar y confiar. Cuando los celos no son superados en la niñez, florecen cuando somos adultos.
– La clave está en fomentar en el niño una alta autoestima y auto confianza, que le ayuden a ser autosuficiente y le den una seguridad interna, con la cual nunca se sentirá inferior a sus hermanos.
Fuente: Escuela de Padres (Calasancio Hispaliense)
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