Hugo Varela y Roberto Maiocco hablan de este filme argentino que uno protagoniza y el otro dirige.
Roberto Maiocco presentó “Romper el huevo”, cuyo título alude a la necesidad de romper la cáscara para saltar a la vida, cosa que algunos hacen a los 20 años, a los 40, a los 60 o a veces no lo hacen nunca. Ese arriesgarse a vivir está aquí relacionado con el tema de la adopción infantil.
El propio Maiocco ha tenido siempre y sigue teniendo un afán imperioso por darle un sentido a la vida. Viene de formación médica, habiendo sido diploma de honor en medicina por la Universidad de Buenos Aires (UBA), y nos manifestó sentirse doblemente feliz, primero porque la reacción en Pinamar superó sus expectativas (siguió milimétricamente las reacciones del público en la sala de los cines Oasis), y segundo porque su esposa y él han encontrado hace poco tiempo una de sus mayores alegrías como pareja.
Para situarnos, “Romper el huevo” es una comedia dramática disparatada, con cierto humor negro, que narra lo que le sucede a Manso Vital (Hugo Varela), quien lleva doce años esperando que le concedan la adopción de algún niño y justo el día que se hace realidad recibe un sobre con un diagnóstico médico de leucemia linfática crónica, con lo cual el tipo decide preparar todo para morirse tranquilo y se va a devolver el chico al sector de devoluciones del Instituto de adopciones, que obviamente no existe en la realidad ya que forma parte del entramado absurdo y disparatado de la película.
En el Instituto le dicen que no eso no puede ser por el poco tiempo que ha transcurrido y le instan a pasar por interminables trámites para deshacer la adopción. El protagonista cuenta con la inestimable colaboración de una vecina que está interpretada por la actriz española Ágata Fresco que junto con el niño Conrado Valenzuela conforman el trípode fundamental de la película en la que que incluso en una noche concreta dentro del film evocan lo que sería una familia tradicional.
En Pinamar “Romper el huevo” fue calificada como entretenida, acariciante y con un actor muy particular, el conocido humorista, músico y cantautor Hugo Varela, que se sube a los lomos de esta comedia chiflada y humanista, una fábula grotesca llena de humor absurdo en la que al protagonista le suceden cosas completamente sorprendentes, como que al estar escuchando por la radio los resultados de la quiniela o de la lotería la locución se esté refiriendo a los números que no han sido ganadores en lugar de a los que sí lo fueron.
Maiocco ha establecido en esta historia un código de complicidad entre el personaje de Varela y el público y los hechos que describe sucesivamente la película tratan de desmentir continuamente los planteamientos de alguien que originalmente puede ser visto como un tipo aburrido o burócrata mientras le dice al niño que los bancos defienden la plata de la gente o le sucede que cuando le va a explicar el funcionamiento mecánico de algo se da cuenta de que no funciona. El director nos siguió contando sobre algunos temas de la película:
– En la película hay un instinto paternal que se ve truncado y esa persona necesita asumir que su vida hasta el momento ha sido la de un perdedor.
Es un mundo de perdedores, exactamente, en donde de pronto la bolilla cayó bien y empiezan a darse cuenta de que estaban viviendo equivocadamente y rompe la cáscara gracias a toda la gestión que hace el niño que es el que pugna por vivir. Ese es el punto; él es un hombre que no ha vivido y acá lo que promueve el niño es la rotura de esa cáscara para que empiece a vivir. Uno en determinado momento de la vida se puede dar cuenta de que no está viviendo y que quiere hacer un cambio importante.
Fuente: www.cinestel.com
