“Tratando los orígenes”

La ECAI Balms, Fundación Balms para la infancia, expone en su página web varias reflexiones y consejos interesantes y útiles sobre la adopción.

En este texto una madre y su hija adoptada tratan el duelo de la pérdida de la familia de origen de la niña durante los primeros meses a su llegada a España (…) Aparecen en color marcado las notas aclaratorias realizadas por parte del Equipo de Adopción de la Fundación Balms para la Infancia.

 

Esta es la historia:

Poco que decir, sólo que lleva dos noches, absolutamente enteras, durmiendo en su cuarto, sola. Bueno, con sus dos peluches y su nuevo despertador que la tiene fascinada. Me ha pedido que si no le entra miedo antes, este fin de semana saquemos su cama de mi habitación y la llevemos a la suya. La conversación de anoche fue larga. Empezó durante la cena aunque no puedo precisar ni como ni cuando.

Las conversaciones de los niños sobre aspectos dolorosos comienzan en cualquier momento y en cualquier lugar.

En un momento dado me dijo que a los que la abandonaron los quería, pero muy poquito, y que les echa de menos, pero que “gracias a Dios la abandonaron”.

Los niños suelen mostrar sentimientos contradictorios y confusos hacia las personas que les han abandonado e incluso hacia las personas que les  han ocasionado fuertes  daños.

Hablábamos de estas cosas cuando me dice que les quiere escribir una carta en el ordenador para darles las gracias por haberla abandonado. Le propongo ir al ordenador y que ella me dicte la carta y yo la escribo. Y salió esto:

La niña:“Gracias por abandonarme que ya tengo una familia que me quiere mucho y gracias a Dios que me habéis abandonado, no pasa nada por que ya tengo una familia que me quieren mucho. Está un poco bien abandonar por que ya podéis hacer cosas sin mi y yo las hago con mis padres que me quieren y yo les quiero mucho. A vosotros os quiero pero muy poquito. Soy feliz con mi familia que es mejor familia del mundo mundial”

Escribir: Una excelente manera de canalizar la tristeza es escribir, “gritarle” al papel cómo nos sentimos.

El tema parecía terminado por el momento. Pero no, no se había terminado la conversación. Fue larga, me va a costar recordar todo. Pero al menos lo fundamental quedará plasmado. Ya en la cama, le dije que era una persona buena y generosa y que eso me parecía precioso. Que no todo el mundo que ha pasado por cosas feas consigue sentir cosas bonitas. Y ella lo consigue. Entonces vuelve a la carta. Y me dice que no les ha dicho “que está feo abandonar, que no se debe de hacer por que pone triste, y ese triste no se pasa nunca, está dentro de mí y nunca se va a ir. Y se lo quiero decir. “Pues mañana se lo ponemos en la carta también, ¿vale?”

Es terapéutico que los niños vayan soltando lo que tienen guardado, rabia, dolor, tristeza y así poco a poco la carga emocional irá desapareciendo.

“¿Quién me dejó en la puerta de la casa de ese señor? ¿Sería la chica o el chico?… Espera que voy a ver si me acuerdo, pone cara de pensar, con el dedo índice en la comisura de la boca y el ceño fruncido, ah, ya me acuerdo, fue la chica; seguro que le dolió, pero ya se le habrá pasado y habrá hecho cosas sin mi y estará muy bien sin mi y el chico la estaba esperando en su tienda” . Por mi parte muy pocas palabras y mucha atención. No quería que se callase pero tampoco llevarla yo por ningún camino. La niña siguió imaginando su abandono, mezclando agradecimiento con reproche, cariño con indiferencia (curioso que nada de rencor ni reproche), cuando me dice “mamá, yo quería que no me abandonasen y estar con ellos.

Los niños comienzan con preguntas a los padres adoptivos, de acogida o a los educadores o pueden comenzar a hablar de una manera abruta. Los recuerdos que tienen los niños son en ocasiones difusos y difíciles de situar en el tiempo y en el lugar. El relato que el niño tenga o se haya hecho de sí mismo puede estar lleno de fantasía. También pueden presentar lagunas: sabe algunas cosas, otras no quiere saber (o no sabe) y puede que en otras ocasiones por ajustar su realidad hacia la comprensión se invente él mismo los elementos. De aquí, que sea tan importante la información que dispongamos sobre la historia del niño: su informe psicosocial y su historia familiar.

La abracé y le dije que tenía razón, que lo normal, lo lógico, lo natural, hubiera sido que no la hubieran abandonado y que estuviera con ellos, siendo su hija y ellos sus padres. Pero que ellos, por el motivo que fuera decidieron otra cosa. Y esa decisión marcó su vida y la mía y la de su padre, por que esa decisión nos convirtió a los 3 en una familia.

Hay que comprender esto y proceder muy despacio y con sensibilidad.

“Mamá ¿por qué me abandonaron, por qué no me quisieron?”

Esta pregunta llega a la vida de todos los padres adoptivos en algún momento y hay que estar preparados para escucharles, quizás no tengamos la respuesta, seguramente, pero sí tengamos el tiempo de estar preparados para comprender el motivo por el cual  necesita saber ciertas cosas de su pasado. Quizá debemos preguntarnos porque nuestro hijo nos hace la pregunta ¿Por qué ahora?

“No lo sé hija mía, no sé si algún día lo sabremos, por que habría que buscarles y encontrarles para poder preguntar” “Pues quiero buscarles” “Ahora no debemos hacerlo; cuando seas más mayor si sigues queriendo buscarles lo haremos y yo te ayudaré”, “Mamá quiero buscarles YA, y que me digan por que no me quisieron y me abandonaron.

La niña quiere buscarles para saber “que tiene ella de malo”, no quiere buscarlos para estar con ellos o para irse con ellos, no quiere buscarlos porque este mal con su madre adoptiva, quiere buscarlos para que le den una explicación, una explicación que le sirva para que no vuelva a perder otros padres. La que ahora le escucha. El sentimiento de culpa debe tratarse durante los primeros años del proceso adoptivo.

Y que tú me ayudes. ¿Sabes por que no quiero que me dejes sola? para que no me pase lo mismo que me paso con ellos. Si tu estás conmigo se me pasa la tristeza de  abandonarme” “Yo te prometo que si dentro de un tiempo sigues queriendo y podemos, buscaremos. Y siempre, siempre, siempre estaré contigo”,”Ya lo sé, mamá”. Llegó la hora de dormir y se hizo el silencio……. roto al cabo de unos momentos: “Mamá; te quiero. Muchísimo, no poco”.

Si este artículo te parece interesante, compártelo.
Facebook Twitter Plusone Linkedin Pinterest