Cuando los caminos de la mediación y la adopción se cruzan…

Editorial de agosto 2011 del Servicio Social Internacional ISS-SSI/CIR

Propia a ciertas culturas tradicionales, o verdadero campo profesional emergente, la mediación familiar abre sus puertas a las familias adoptivas. Como lo muestra este editorial, son numerosas las ventajas que puede ofrecerles.

Como la historia de cualquier vida, la historia de una adopción puede estar jalonada de crisis, particularmente durante la adolescencia o también en la búsqueda de los orígenes, por citar únicamente los más evidentes. Estos momentos son períodos claves de la vida en que el diálogo es esencial para evitar rupturas familiares entre el niño adoptado y sus padres adoptivos. Es entonces cuando el mediador familiar puede intervenir entre los protagonistas de la adopción, ofreciendo a estas familias herramientas para solucionar sus conflictos, instaurar un diálogo y crear, sobre la base de sus propios recursos, una nueva forma de vínculo donde cada uno encuentre su lugar.

Desde la importancia del diálogo en las familias…

El período de la adolescencia de la persona adoptada suscita frecuentemente en ella la aparición de cuestiones “identitarias” y existenciales profundas que pueden conducir a crisis ante las cuales los padres adoptivos se encuentran desamparados. ¿De dónde vengo? ¿Por qué he sido adoptado? ¿Quién soy y qué sentido tiene mi vida? Tantas son las interrogaciones para las cuales los padres adoptivos no siempre están  capacitados para responder. Cuando el diálogo se rompe y la comunicación resulta imposible, el espacio de mediación familiar puede permitir desbloquear la situación ofreciendo un lugar imparcial donde se puede hablar libremente, sin ser juzgado.

Gracias a sus herramientas, el mediador familiar puede llevar a las personas a escucharse de nuevo y a instaurar otro método de comunicación gracias al cual todos se sientan reconocidos y escuchados. Puede ayudarles a expresar las necesidades que se ocultan tras sus palabras, la intención que guía cada uno de sus actos. Es por ello que algunos organismos post adopción han desarrollado en su seno servicios de mediación familiar para brindar apoyo a las familias. Según uno de ellos, “el mediador familiar puede favorecer la reanudación del diálogo entre los padres y los adolescentes a través de la negociación de los aspectos materiales de una toma de autonomía”. Ante las graves dificultades y las rupturas familiares de algunos adoptados adolescentes, el recurso a la mediación familiar merece, por lo tanto, ser considerado tanto por los profesionales como por las familias.

Además, como lo destaca Jaime Ledesma del Busto, otras situaciones familiares pueden requerir la intervención de un mediador, como las relaciones entre hijos biológicos y hijos adoptados a menudo caracterizadas por ciertos temores y sentimientos ambivalentes, o también los casos de separación o divorcio de los padres adoptivos que pueden provocar en el niño adoptado el sentimiento de un segundo abandono.

… al acompañamiento de las personas adoptadas en búsqueda de sus orígenes

Otro cruce donde los caminos de la adopción y la mediación familiar se encuentran es la búsqueda de los orígenes que pueden emprender las personas adoptadas. El acompañamiento del mediador al conjunto de las personas implicadas en esta situación resulta cada vez más indispensable. De ello da prueba la larga experiencia del Servicio Social Internacional que asiste desde hace muchos años a las personas adoptadas que buscan sus orígenes, así como la creación de servicios post adopción centrados en esta cuestión.

Como lo demuestra el artículo de la página 3, el mediador familiar puede ofrecer a las personas interesadas un espacio neutro, seguro, encuadrado por un profesional y, no menos importante, confidencial, donde van a poder expresar y acoger sus múltiples emociones para abrir el camino a un posible encuentro del otro, si tal es su deseo. Siendo el acompañamiento de la construcción y la reconstrucción de vínculos uno de los objetivos de la mediación familiar, esta misma encuentra nuevamente su lugar en la adopción la cual no deja de ser en realidad la historia de vínculos que se rompen, se crean y a veces se reconstruyen. Sin buscar a conservar estos últimos a toda costa, el mediador va a ayudar a las personas interesadas a avanzar en esta búsqueda de identidad a la vez individual y colectiva. Cuando la búsqueda de orígenes llega hasta el encuentro con la familia biológica, se plantea entonces la cuestión de la construcción de una nueva relación y del lugar de cada uno en esta otra dinámica familiar.

En los casos de las adopciones abiertas, donde el vínculo con la familia biológica no se rompe a través de la adopción, la mediación puede también revelarse útil para “definir” las relaciones entre las tres partes interesadas y el lugar de los unos con relación a los otros.

El SSI/CIR fomenta así la promoción de esta valiosa herramienta que ofrece a las familias adoptivas un espacio único donde sus emociones pueden ser acogidas y donde únicamente sus propias competencias van a permitirles encontrar soluciones en situaciones de conflictos internos y externos. Sólo queda comenzar a trabajar para difundir y desarrollar este instrumento clave destinado a instaurar un diálogo familiar y social basado en la paz, la empatía y la verdadera escucha del otro.

El equipo del SSI/CIR

Editorial del Nº de Agosto de 2011

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