Libro.- «Bajo el signo del vínculo» de Boris Cyrulnik

Los vínculos de cuidado y afecto entre los seres vivos son fundamentales para la supervivencia y la procreación. Pero ¿cómo funcionan? ¿Cuáles son los mensajes, señales y signos que los crean? Tanto las relaciones entre padres e hijos como la atracción entre los sexos se basan en sutiles percepciones y emisiones de señales que a menudo quedan «grabadas» para toda la vida en la memoria más profunda.

En su exploración de los complejos mecanismos de los vínculos, Boris Cyrulnik atiende particularmente a la amplia gama de señales que fundan el vínculo con la madre, entre ellas el misterioso mecanismo de la sonrisa. Curiosamente, no es una respuesta halagüeña a los esfuerzos de la mamá, sino un gesto facial provocado por una sustancia bioquímica. Esta cooperación entre señales bioquímicas y lenguaje, signos, gestos y voces, también puede observarse en la gran variedad de cuidados que no sólo las madres, sino también los padres de muchas especies animales dispensan a sus crías.

Sólo entre los humanos hace falta algo más que la conducta de la paternidad biológica: la función paterna simbólica que está en la raíz de nuestra existencia como seres culturales. Cyrulnik responde también a la recurrente pregunta: ¿Por qué escogí precisamente a este hombre o a esta mujer? Este interrogante apunta a nuestra necesidad de inventar vínculos con «extraños» para evitar el incesto. Pero justamente en esta búsqueda de individuos «diferentes» a los familiares, se puede observar con sorpresa cuánta astucia empleamos en recrear sin pensarlo el sistema de señales que sostiene nuestros vínculos familiares.

La gran riqueza de investigaciones y observaciones inéditas sobre los secretos de nuestros vínculos apasionará a psicólogos, antropólogos y etólogos lo mismo que a cualquier lector que desee comprender los secretos de nuestra conducta y del complejo sistema de signos y señales que la caracterizan.

Boris Cyrulnik es neurólogo, psiquiatra y psicoanalista y uno de los fundadores de la etología humana. Asimismo, es profesor en la Universidad de Var, en Francia, y responsable del equipo de investigaciones en etología clínica del hospital de Toulon. Desde 1998 es también presidente del Centre National de Création et de Diffusion Culturelles de Châteauvallon y miembro directivo de la oficina en Francia coordinadora del Programa Decenio de Naciones Unidas.

No es por azar que Boris Cyrulnik haya sido la primera persona en Francia en interesarse por el fenómeno de la resiliencia. Con tan solo seis años de edad consigue escapar de un campo de concentración, de donde el resto de miembros de su familia, rusos judíos emigrantes, jamás regresaron. Empieza entonces para el joven huérfano una etapa errante por centros y familias de acogida. A los ocho años la Asistencia pública francesa le instala en una granja y a punto está de hacer de él un niño granjero analfabeto; pero se convierte, sin embargo, en un médico empeñado en entender sus propias ganas de vivir.

Editorial: Gedisa

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