Cómo vive un niño adoptado la experiencia de su adaptación a la escuela

Del blog «De Todos los Colores» del centro SENDABIDE

Los niños en adopción son muy sensibles a las nuevas separaciones e ir a la escuela es separarse de sus padres.

Viven la escuela como una nueva posibilidad de abandono y este sentimiento no desaparece hasta que han podido integrar con solidez la vinculación con sus padres y la seguridad de que le quieren. Y todos han vivido, experiencias de pérdida repentina. De una forma más consciente cuanto mayores son, o si son muy pequeños de forma más inconsciente, a través de la sensorialidad.

Puede haber rabietas o frialdad e indiferencia generalizada, euforia y alegrías súbitas sin sentido, son reacciones ante la angustia de un nuevo abandono.

Es importante ayudar a los padres a entender que estas reacciones son el modo y el momentos en los que su hij@ vuelca en ellos todos los sentimientos y la angustia que han sentido y aun sienten.

Con su conducta les dicen: “Necesito que sintáis lo que yo he estado tanto tiempo sintiendo, abandono, frialdad, desamor, indiferencia, no ser importante para nadie.

Dejarles en el colegio prematuramente o demasiadas horas, un retraso de la familia a la hora de recogerles, una excursión, unas días de colonias…son experiencias que les recuerdan experiencias anteriores vividas en el Orfanato. Les hacen conexiones de manera inconsciente con su historia pasada y todo lo que conlleva. Esto puede llevarle a tener determinados comportamientos o a decir o hacer determinadas cosas que sean difíciles de comprender para quienes les rodean. Ante el miedo a ser nuevamente abandonados las posibles reacciones al recogerles los padres del centro escolar pueden ser:

– Con indiferencia “parece que no ha llegado nadie”
– Hacen esperar a sus papás “aparentando que quieren continuar jugando”
– Momento de las rabietas o de las pataletas, se aferran a un juguete de la guardería o colegio.
– Con una alegría desmesurada, sorpresa, como si no se los esperasen.
– Regresiones, auto estimulación, necesidad de ser mecidos, descontrol de esfínteres nuevamente.

Posibles reacciones ante su ausencia

– Se quedan mirando en la ventana o en actitudes mediante las que manifiestan estar esperando que vuelvan.
– No juegan ni participan en las actividades de otros
– Inquietos, agresivos hasta que se produce el regreso de los padres.

El patrón de adaptación de l@s niñ@s en adopción:

– Explorar a los adultos, ver qué pueden esperar de ellos y qué cosas se pueden o no hacer en ese lugar.
– Si la respuesta es la adecuada empeoran para poner a prueba la aceptación incondicional.
– Si la respuesta es de aceptación regresión para sentirse reparados
– Si la respuesta es de aceptación reparación, mejoría y avance. Empiezan a expresar directamente lo que sienten.

Es necesario transmitir a los padres que deben mostrarse capaces, fuertes y serenos para acoger estas reacciones. Todo esto es parte del desarrollo de la paternidad “extra” de los padres adoptantes Es el momento de mostrar paciencia y flexibilidad. Esperar a que puedan calmarse

Necesitan llegar a asimilar que no siempre las separaciones representan pérdidas definitivas o abandono.

En cuanto que se ha de poder ofrecer al niño la oportunidad de reparar sus carencias y los aprendizajes que no ha podido realizar.
Es relevante que los/as educadores/as estéis atentos a las reacciones del niño.

Si el niño siente que de forma precipitada se le coloca en un ambiente cargado de exigencias, es posible que opte por huir de dichas situaciones refugiándose en sus pensamientos.

La adaptación escolar es también para el niño una fuente de experiencias pero también de preocupaciones que le exigen una actividad mental social y emocional.

Dos claros ámbitos de exigencias, las actividades propiamente académicas, los aprendizajes. y la socialización. hace amigos, compartir cosas, juegos, colaborar, etc. Para poder hacerlo los niños han de haber podido desarrollar las pertinentes habilidades intelectuales, comunicativas, afectivas, así como de interacción social y de conocimiento y comprensión de sí mismo y los demás.

Muy importante evitar situaciones que les pueden hacer revivir la posibilidad de un nuevo abandono.

 

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