Salvar niños y alquilar madres

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Muy interesantes reflexiones sobre las nuevas formas de parentalidad y la adopción de niños.

Un amigo me dice que será padre. ¡Qué gran alegría! Me dice, sin embargo, que su hija nacerá en California, de una madre de alquiler. Mi amigo es soltero, a pesar de haber llegado a la cincuentena, y tiene un buen sueldo. Mi mente respeta su decisión y se alegra, pero mi corazón me dice que no.

La proliferación de estas nuevas modalidades de tener hijos en España, utilizando madres de alquiler y la fertilidad artificial en general, es palpable. Cada año se practican unas 50.000 fecundaciones in vitro y 30.000 tratamientos de inseminación artificial. Ya son cientos los bebés nacidos en España de madres de alquiler, principalmente en EEUU. En la mayoría de países europeos no está permitido. En el Reino Unido, por ejemplo, se pueden usar madres de alquiler siempre y cuando no haya comercializacion de por medio. Pero en el contexto español ir al extranjero a alquilar madres ya se empieza ver con una cierta normalidad entre las élites. El precio está por encima de los 80.000 euros.

Esta normalidad y aceptación general hace pensar que la legalización es solo una cuestión de tiempo. Debido a la crisis, posiblemente habrá cada vez más mujeres dispuestas. Ya hace tiempo que los donantes de material genético cobran por ello. Estos avances van deprisa, pero ¿tenemos tiempo para pensar qué estamos haciendo? Por ejemplo, ¿cómo se debe sentir una madre que tiene que abandonar a su hijo al nacer por motivos comerciales? A las personas que van a EEUU a buscar madres y donantes de alquiler se les da un álbum con unas mujeres fantásticas de diferentes precios. ¿No es una forma extraña de generar vida?

En cambio, mientras estas modalidades crecen y se van normalizando en el mundo ultracomercial en el que vivimos, la otra cara de la realidad es que las adopciones, de las que en Catalunya nos sentíamos tan orgullosos hace unos años, bajan a marchas forzadas. Crecían en unos momentos en los que, posiblemente, el sentimiento de solidaridad social estaba más a flor de piel y no había tanto comercio genético. Personalmente, mi experiencia como madre adoptante ha hecho que pasase algún tiempo en orfanatos, y recomendaría vivamente esta experiencia de visitas a quien quiera tener hijos.

Pese a que los centros que he visitado presentaban buenas condiciones, la sensación de soledad y de abandono impregna el aire solo cruzar la puerta. Es extraño, por ejemplo, ver los bebés que pasan horas en soledad. Son personas que empiezan la vida sin conocer el amor incondicional, y condenadas posiblemente a no conocerlo nunca porque no lo han aprendido. La ausencia de amor se nota en la mirada, a menudo perdida y triste. Si no son adoptadas, a medida que crecen se van desvinculando del mundo y de la vida y la mayoría terminan consumiendo drogas y víctimas del abuso sexual.

En cambio, las familias que han adoptado mencionan a menudo el cambio abismal por el que pasan estas criaturas: de ser pequeños seres indefensos y tristes, poco a poco pasan a ser ciudadanos con mayúsculas, con el derecho más importante de los derechos humanos, que es el de ser querido, valorado. Pero las adopciones bajan en todas partes, mientras que la comercialización de genes aumenta. ¿Tan importante es la permanencia de los genes propios cuando hay tantos millones de humanos en la Tierra que ya han nacido y no tienen ninguna oportunidad? En muchos casos, ni siquiera esta es la razón principal del uso de la fertilidad artificial, ya que a menudo se emplea material genético de donante, tanto en el caso masculino como en el femenino. ¿Por qué se hace, pues, si hay millones de niños sin esperanza que ya han nacido? ¿Dónde se muestra la empatía con los abandonados?

Una de las cosas más maravillosas de la vida es el sentimiento de querer ser madre o padre. Quien recurre a la fertilidad artificial lo hace con la buena voluntad e ilusión de toda persona que quiere tener hijos. Pero no puedo dejar de pensar en los niños abandonados que necesitan ser salvados de la desgracia. Los niños tienen el cerebro tierno y pueden ser moldeados con amor, dedicación y esperanza.

Adoptar no es tan difícil como se dice, aunque el proceso en Catalunya debe mejorar. Una cosa es asegurarse de que los padres tratarán bien al niño, y otra desanimar a la gente. La adopción nacional debería ser mas fácil. Precisamente, el trabajo principal de las instituciones debería ser quitar el miedo a los padres. Muchos de nosotros tenemos tal pánico cuando tomamos la decisión de adoptar que el miedo nos acompaña todo el proceso. Aún más las madres solteras.

Ha pasado el tiempo y mi amigo ya tiene su niña en los brazos, la mira aún incrédulo. Ella ríe como ríen los niños del orfanato cuando un padre o madre les salva la vida. Periodista y filóloga.

Irene Boada

Fuente: El Periodico

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