Un problema que parece frecuente en los niños adoptados es el de los terrores nocturnos y/o pesadillas que tienen nuestros hijos, al menos durante los primeros años en casa. Y aunque podemos entender su origen, es importante conocerlos mejor ya que por lo general, no son significativos, si suelen preocupar mucho a los padres.
Se llama terror nocturno al despertar brusco con un grito o un llanto penetrante y manifestaciones de tener
miedo intenso como palidez, sudoración excesiva, respiración rápida y temblores. El niño se encuentra agitado e inquieto y no puede ser consolado; puede estar sentado o correr de lado a lado y hablar con un lenguaje ininteligible o estar gritando; parece no darse cuenta de que los padres están presentes, aunque sus
ojos están totalmente abiertos y tienen una mirada fija. Los episodios pueden durar entre 10 y 30 minutos y el niño no recuerda lo que le pasó a la mañana siguiente.
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