Su madre las entregó en adopción a distintas familias. Una creció en Mendoza, la otra en Buenos Aires. Se reencontraron en diciembre y descubrieron que se buscaban a través de Facebook.
Patricia Rosich vive en San Rafael y hace seis meses recibió un llamado que cambió por completo su vida. Una voz al teléfono le dijo que era hija adoptiva y que tenía una hermana gemela llamada Claudia que la estaba buscando incansablemente desde hace años. Las piernas le temblaron y no creyó lo que le contaban.
Luego, poco a poco, fue hilando una historia que terminó en diciembre pasado en Estados Unidos, con un abrazo eterno con la persona con quien compartió el vientre y conoció 47 años después. Una había crecido en Buenos Aires. La otra, en Mendoza.
Esta historia de ausencias, sospechas y reiterados sentimientos de falta comenzó a escribirse en 1961, en el hospital Evita, en el partido bonaerense de Lanús. Allí, una jovencita de 15 años dio a luz a gemelas que terminó entregando en adopción a dos mujeres que trabajaban en el nosocomio.
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