La adopción

 

La infancia es una etapa clave en la cual se establecen las bases de la personalidad del individuo gracias al apego, y a la estabilidad de un entorno familiar. Las experiencias traumáticas en esta fase pueden afectar a todos los niveles de la vida de la persona: cognitivo, afectivo, social.

Por todo ello, la adopción es un problema universal y complejo, que exige un esfuerzo conjunto de todas las disciplinas empezando por la psicología, ya que las consecuencias tienen un elevado coste en términos económicos y sobre todo humano.

Los niños en adopción pueden presentar déficit a nivel cognitivo, baja autoestima, serias dificultades para formar vínculos con otras personas y otros desajustes a nivel comportamiento y afectivo, por este motivo hay que valorar en qué momento hay que decirle la verdad de su origen.

Valorar cuándo y cómo debe informarse un niño adoptado acerca de sus orígenes es un tema peliagudo. Pero partimos de dos principios: que el silencio no es salud y que la comunicación fortalece los vínculos.

El conocimiento de su verdadera identidad, debe de ser el fundamento para que un niño adoptado pueda desarrollarse, emocional, psicológica y socialmente como cualquier otro niño.

Sea cual sea la edad del niño adoptado, es conveniente permitirle que lleve consigo objetos personales de su pasado, conocidos por él; él necesita ese nexo, ese punto de partida conocido, para poder iniciar su nuevo camino.

Los padres adoptivos deberán enfrentarse a cuestiones, bastante más complejas. Contarle las circunstancias exactas de su adopción, le ayudarán a disipar sus fantasías de culpabilidad. Si intentan ocultárselo, algún día, cuando lo descubra, se sentirá engañado y traicionado, y quizás será mucho más difícil reparar ese daño que el de las circunstancias que envuelven a una adopción.

Sea como fuere, los padres deben acercarse a la adopción libres de expectativas acerca cómo debe de ser su hijo. Es decir, su deseo de ser queridos como padres debe pasar por comprender que el joven debe realizar su propio proceso, recorrer su propio camino.

El niño adoptado debe de ser libre para elegir con quién identificarse. Y en este caso se trata de una tarea doblemente compleja, pues ha de asimilar su pasado, su origen, y crear un nuevo vínculo de afecto con la nueva familia.

El tiempo que requiera para ello estará en función tanto de sus propias necesidades como del apoyo y la valoración que reciba de los padres.

Jorge Martija

Fuente: La Información

Si este artículo te parece interesante, compártelo.
Facebook Twitter Plusone Linkedin Pinterest