Al respecto de las adopciones [en Guatemala]

Luego de trámites que tardaron seis años, una familia estadounidense logró la autorización de adoptar a un niño guatemalteco, Daniel, quien había sido escogido por sus ahora padres adoptivos cuando tenía solo unos cuantos meses de edad. Este hecho ha sacado de nuevo al interés público el hecho de la adopción como una forma de permitir a niños huérfanos, por cualquier causa, lograr un mejor futuro fuera de las fronteras de un país donde sus circunstancias no son positivas.

Guatemala se había convertido en un país donde las adopciones eran un pingüe negocio: salas cuna  ilegales, redes de adopciones irregulares que muchas veces incluían el  secuestro de niños arrebatados a sus madres, autoridades complacientes y corruptas. Todo ello hacía que fuera notoria la cantidad de parejas de evidentes rasgos extranjeros a las que se les veía en hoteles y en el aeropuerto con niños guatemaltecos.

Se informó que el caso de Daniel no significa que se hayan abierto las adopciones internacionales, sino que solo los 12  de transición, que fue posible terminarlos por la vía notarial. Cuando fueron clausuradas las adopciones en diciembre del 2011, aproximadamente mil niños quedaron encerrados en un limbo legal. A juicio nuestro es importante regularizar la situación, a fin de que menores guatemaltecos huérfanos puedan quedar al cuidado de gente  bienhechora, dentro o fuera de las fronteras del país.

La adopción es una de las mejores instituciones sociales, obviamente cuando se realiza como un acto de amor. Convertirla en un negocio es, por el contrario, una  infamia de la peor calaña. Por eso se justifica que las autoridades legales o psicológicas tengan especial cuidado en que las decisiones tomadas sean las que beneficien más a los niños y no atrasen innecesariamente  su inserción a otros ambientes.

En ese sentido, es importante indicar que el tiempo debe ser reducido al máximo posible. En el caso de Daniel, pasaron seis años antes de que se llenaran todas las condiciones de la ley. Nos parece un tiempo demasiado largo. El niño necesita un tipo de tratamiento auditivo que se atrasó por eso, pero además, ahora de alguna manera se complicará el proceso de adaptación a un país donde se habla un idioma distinto y donde no están sus amigos guatemaltecos, a quienes extrañará, sobre todo en las semanas en que se convenza de estar en una situación irreversible.

La regularización de las adopciones de niños guatemaltecos constituye un avance social, y por ello debe hacerse en el menor tiempo posible. Una de las consecuencias  de haber impedido la adopción es que disminuyeron las  donaciones e ingresos de muchas instituciones dedicadas con amor y con legalidad al cuidado de huérfanos.

Es importante solicitar que la Ley de Adopciones sea discutida, no solo en el Congreso, sino en instituciones conocedoras de la psicología y de la pedagogía para niños de corta edad. Sería tremendo que el nuevo instrumento legal debiera ser derogado como consecuencia de dictámenes especializados, aun en el caso de llenar todos los requisitos jurídicos.

Fuente: Prensa Libre

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