Generación adoptada, en Extremadura

generación adoptada

Estrella Zen Roblas Porro llegó a Los Santos de Maimona (Badajoz) con tan solo once meses y ya está a punto de alcanzar la mayoría de edad. Ella es una extremeña adoptada en China. Fue la primera de hecho. Ser adoptada extranjera en una sociedad en la que apenas había casos similares no ha supuesto muchas dificultades, aunque sí es cierto que ha tenido que aguantar miradas o preguntas inoportunas. «En general fue muy bien recibida en el pueblo», cuenta Estrella Porro, su madre, aunque «cuando tenía 5 o 6 años me hacían algunos niños me hacían burlas y empezaron a darme de lado pero no por mi origen chino, sino por tener gustos distintos», cuenta Estrella Zen.

Ella y su marido Manuel se quedaron impactados cuando vieron en la televisión las condiciones de los orfanatos chinos en un sonado reportaje, ‘Las habitaciones de la muerte’. «Teníamos abierta una adopción nacional desde hacía cuatro años y no nos decían nada, así que al día siguiente de ver el reportaje echamos la solicitud para China». Solo seis meses después ya estaban viajando para recoger a su primera hija. «Sino llega a ser por mi nueva familia a saber lo que estaría haciendo en China ahora mismo», reflexiona su primera hija.

Ahora, los adoptados suelen tener compañeros también adoptados en el colegio o el instituto. Después de Estrella Zen llegó el ‘boom’ de la adopción internacional, que duró una década. El grueso de esos extremeños nacidos en el extranjero ya están a punto de llegar a la adolescencia e incluso de hacerse mayores de edad. «Ya hay alguna que tiene novio y todo», cuenta Diego Tejedor, uno de los responsable de la Asociación Nacional en Defensa del Niño (Andeni) en Extremadura. Algunos de los progenitores que han apostado por esta vía hablan de su experiencia, sin esconder la complejidad que puede encerrar y la realidad indiscutible de que al final los padres de un niño son aquellos que se levantan por la noche cuanto tienen sed o miedo.

No se plantea otra cosa Silvia Jianpeng Hernández Santos, otra extremeña de origen chino de 15 años. Sus padres, Fernando Hernández y Maribel Santos, fueron impulsores de la adopción china en Extremadura. Ella también es de las primeras que llegaron, aunque años después de su hermana Isabel Yinghua, que fue la segunda o tercera. «Mis padres me enseñaron desde siempre a no rechazar y a respetar mi cultura y orígenes natales, cosa que agradezco mucho. De hecho uno de mis sueños es visitar China y espero en un futuro cercano conocer Guixi, la ciudad donde nací». Silvia asegura que su llegada a España es una aventura aún por continuar. Apenas recuerda nada de los dos primeros dos años que pasó en su país, «pero apuesto que mi infancia fue genial». Cuenta que no ha sentido rechazo, «siempre he aceptado que físicamente soy diferente y la gente que me rodea también».

«El gran error es tener miedo a hablar de los orígenes. No hay muchas excusas, ellos se miran en el espejo y se ven diferentes. Hay que tratarlo de forma natural», cuenta Diego Tejedor. El y su mujer tiene dos hijos biológicos y adoptaron a dos niñas en 2000 y 2002 que ahora tienen 15 y 11 años. La adolescencia es uno de los momentos más complejos del proceso, «aunque sin duda lo más difícil es la espera para llegar a la adopción», indica. «Sientes algo de miedo cuando van creciendo por las dudas que puedan surgir, pero es fácil, en general lo aceptan bien», cuenta Tejedor. Es el asunto de los orígenes, de si conviene escarbar en ellos. Buscar respuestas. Los interrogados responden de forma similar: el ritmo lo tienen que marcar los hijos. Algunos quieren escarbar, otros menos. En el caso de Silvia e Isabel no han manifestado su curiosidad.

Fuente: lacronicabadajoz.com

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