«Las familias adoptivas son especiales y precisan un apoyo especial» por Lila Parrondo

¿Qué factores garantizan el éxito de un proceso de adopción?

Aunque las familias adoptivas reciben actualmente mayor información y preparación que en el pasado, algunas siguen confiando que el amor es suficiente para sanar los sentimientos de abandono que pudieran experimentar sus hijos, las dificultades de vinculación que pudieran producirse como consecuencia de las pérdidas afectivas vividas, las secuelas que pudiera haber dejado la propia institucionalización en los centros de menores (carencias afectivas, falta de cuidados adecuados, escasa estimulación), o los efectos de la emigración y la inserción en una realidad social y cultural diferente pudieran traer aparejados.

Cada vez resulta más importante que los futuros padres adoptivos reciban una adecuada preparación para minimizar el riesgo de fracaso del proceso adoptivo. En ese sentido, es necesario que reconozcan la existencia de una etapa en la vida de sus hijos de la que no formaban parte; que acepten esta historia sabiendo que el dolor, la ruptura emocional y las pérdidas afectivas forman parte inseparable de la misma; y que se sientan capaces de convivir con los recuerdos. Es también importante que comprendan que el proceso de vinculación afectiva a la nueva familia puede presentar diferentes grados de dificultad; que la adaptación familiar y social puede resultar más compleja que la esperada; y que el niño tiene derecho a conocer la verdad sobre las causas que motivaron su adopción.

¿Qué tipo de servicios o recursos precisan los niños y niñas adoptados, y sus familias?

Por ser una forma especial de constituir familias, son particulares también las dificultades que se les presentan a estas familias. La experiencia adquirida ha planteado la necesidad de crear servicios de apoyo postadoptivo, un recurso de atención familiar multiprofesional especializado. Hay que tener muy en cuenta que el amor no siempre alcanza para hacer frente a algunas situaciones que enfrentan las familias adoptivas, y que se hace necesario buscar ayuda profesional especializada. La familia adoptiva puede necesitar orientación profesional tanto en los momentos iniciales –para contrastar dudas que surjan por la inexperiencia, por las dificultades de vinculación, por los trastornos que pudiera presentar el niño como resultado de su estancia en un hogar u orfanato– como a lo largo de todo el proceso adoptivo, en momentos de crisis familiar, ante situaciones conflictivas para no dificultar el vínculo afectivo o cuando se presenten dudas, interrogantes o conflictos frente a la búsqueda de los orígenes. Las causas que con mayor frecuencia mueven a las familias a solicitar asesoramiento especializado están relacionadas con dificultades en el proceso de vinculación, trastornos de comportamiento, dificultades en la adaptación escolar, etc. Situaciones que dificultan la vida familiar habiendo transcurrido un tiempo desde la incorporación del nuevo integrante.

¿En qué medida es frecuente el fracaso de los procesos de adopción?

Los estudios llevados a cabo en nuestro país sobre la evolución de las adopciones –Berástegui (2003) y Palacios (2004)– coinciden en que la mayoría de las familias adoptivas logran una integración plena, pero constatan un porcentaje considerable de familias que se enfrentan a dificultades para establecer una relación afectiva tras la llegada del nuevo integrante, y familias que no la logran alcanzar nunca. Podemos distinguir tres categorías de situaciones problemáticas que conllevan el riesgo del fracaso de la adopción: por una parte, las adopciones no satisfactorias (en las que determinadas características, como las dificultades relacionales o las expectativas inadecuadas producen un ajuste familiar no satisfactorio) que afectarían al 20-25% de las adopciones. Por otro, las adopciones no consumadas (en las que no se llega a  establecer una relación de auténtica filiación, la convivencia es frágil y puede hacer crisis en cualquier momento): un 3,7 % de las familias no volverían a adoptar al mismo niño; un 2,4 % dice no estar contenta de haber adoptado; un 1,2 % asegura no tener buenos momentos con sus hijos. Finalmente estarían las adopciones truncadas. Son casos en los que se produce la interrupción de la convivencia y la consecuente salida del menor del núcleo familiar: según Berástegui, el 1,5 % de las adopciones de niños menores de tres años en la Comunidad de Madrid (1997-1999), acabaron con el reingreso del menor en el sistema de protección en los primeros 18 a 24 meses de convivencia, porcentaje que se eleva a un 6,7% de las adopciones de niños mayores de seis años.

Fuente: SIIS – Gizarte

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