Conversaciones difíciles – Hablar de adopción

“¿Cómo decimos a nuestra hija que tiene un hermano mayor que vive con su madre  biológica?”. «En el informe consta que la madre biológica de nuestro hijo fue violada. ¿Deberíamos decirle que fue su padre biológico quien la violó?». «Escribimos a nuestra agencia solicitando mas información sobre la familia biológica de nuestro hijo y ellos nos informaron de que el padre biológico de David se encuentra en la cárcel por un delito de sangre. David, que tiene 9 años, pregunta continuamente si hemos tenido noticias de la agencia. ¿Qué hacemos?»

Estoy convencida de que los niños necesitan conocer su pasado, lo bueno, lo no tan bueno, lo divertido, lo doloroso, lo fácil y lo difícil. En mi experiencia como madre y como terapeuta especializada en adopción, nunca he encontrado un solo caso en el que me pareciera oportuno apoyar la decisión de los padres de ocultar información.

En todos los casos mi objetivo ha sido encontrar el modo y el momento adecuados y decidir qué información y con quién compartirla (si es necesario informar a alguien más aparte del niño). Siempre que abordó este tema con una familia, hago hincapié en la necesidad de reunir más datos sobre el pasado del niño, sobre sus padres biológicos como individuos y sobre su patrimonio étnico y cultural. La información “negativa” debe presentarse como una parte del cuadro, no como la totalidad.

En esta era la información viaja a gran velocidad. Los niños que han sido protegidos de información dolorosa podrían descubrir “hechos” de su pasado o de su familia biológica durante su infancia o en edad adulta, incluso si proceden de la adopción internacional. Al descubrir secretos celosamente guardados, pueden sentirse traicionados por los padres adoptivos, avergonzados y llegar a tener problemas de identidad.

Aunque difíciles, o incluso dolorosos, estos “hechos” son piezas fundamentales de la historia y del pasado de nuestros hijos. A menudo la información que los padres no quieren revelar a sus hijos para evitar que sufran, o que interioricen una imagen de sí mismos negativa (mis padres biológicos eran “malos”, yo soy “malo”), encierra piezas clave para resolver el misterio al que todas las personas adoptadas se enfrentan: ¿por qué no me criaron mis padres biológicos? Todo ser humano necesita y tiene derecho a conocer la información relacionada con su pasado, familia biológica e historia personal.Al ocultar información por temor a que nuestros hijos se sientan heridos o avergonzados, les estamos  negando la posibilidad de elaborar, a largo plazo –a lo largo de su vida– una imagen clara de los personajes y de las circunstancias que han determinado su historia y la posibilidad de encontrar sus propios recursos para procesar y exteriorizar información y sentimientos dolorosos. El guardar secretos, especialmente entre generaciones de una misma familia, implica que los hechos son vergonzosos.

En mi opinión, es importante que los padres adoptivos y los profesionales de la adopción recordemos que hay niños que viven con sus familias biológicas y se enfrentan con éxito a este tipo de situaciones dolorosas. No todas las mujeres que han concebido a sus hijos durante una violación los dan en adopción. Algunas crían a sus hijos. Los profesionales deben reflexionar sobre las siguientes preguntas:Teniendo en cuenta mi experiencia profesional, ¿aconsejaría a una madre cuyo hijo es fruto de una violación o de un incesto que ocultara los hechos a su hijo? ¿Aconsejaría a una persona cuyo cónyuge marido, esposa o conviviente se encuentra en la cárcel por cometer un delito de sangre grave o un homicidio, desde que los niños eran tan pequeños que no recuerdan, que mantenga el secreto? ¿Aconsejaría a una abuela o tía que se ocupan de criar a su nieto o sobrino que ocultara al niño que su madre está criando a sus hermanos? ¡No!

Los secretos son nocivos, incluso para los niños. La mayoría de profesionales elaboran cuidadosamente un programa para enfrentarse a los hechos negativos que incluye el hablar con los niños antes de que se conviertan en adultos y, por lo general, antes de que lleguen a la adolescencia.

· Comprobar los hechos

¿De dónde viene la información? ¿Quién la notificó? Es de vital importancia que los padres adoptivos comprueben no solamente la veracidad de los hechos, sino quien los notificó. El objetivo es distinguir entre hechos y especulaciones,

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