Resumen de una asistente a la Conferencia de Beatriz San Román «REPENSANDO LA ADOPCIÓN»

El pasado 10 de marzo de 2012, Beatriz San Román impartió una charla coloquio titulada «Repensando la Adopción», organizada por la Asociación MANAIA.

La autora del fantástico blog Intimidades de la post-adopción asistió a la conferencia y resumió muchos puntos importantes. Estas son sus notas:

– Hace aproximadamente diez años, cuando Beatriz empezó con el proceso de adopción no había tanta información como ahora sobre la adopción. No se ofertaba mucha información a los padres que empezábamos, y de lo poco que se hablaba se centraba fundamentalmente en los propios trámites y en la espera propiamente dicha. Pasado el tiempo nos damos cuenta que teníamos unas ideas preconcebidas y dábamos por sentados cosas como éstas:

– Pensábamos que había muchos niños pequeños, bebés, esperando para ser adoptados, esperando por unos padres. Se veía como una posibilidad más para formar una familia. Hoy en día sabemos que hay mas familias que se ofrecen para adoptar un niño, que bebés esperando para ser adoptados.
– Cuando pensábamos cómo sería nuestra familia pensábamos, o nos hablaban, de que habría un periodo de adaptación, otro de revelación (hablar con el niño de sus orígenes) y … algo comenzaba a oírse del tema de las «mochilas» que traerían nuestros hijos. Pero se hablaba poco de este tema.
– Pensábamos que la diferencia fundamental entre una adopción y un embarazo se limitaba fundamentalmente a la existencia de una burocracia (esperas y papeles) pero poco mas.

– Conforme va pasando el tiempo vamos viendo claramente que no es cierto que haya tantos niños que puedan ser adoptados, que realmente ese mito es eso, un mito. De hecho hay mas parejas decididas a adoptar que posibles niños para ser dados en adopción. Hoy sabemos que muchos de los niños que sí podrían ser adoptados son mayores de cinco años y muchos están enfermos.
– Ya, cuando nuestro hijo llegó a casa, pudimos ver que las cosas no eran como nos la habían contado. Primero vino una luna de miel, porque los pequeños tienen una gran capacidad de adaptación. Luego vinieron las preguntas, pero estábamos seguros que sabríamos contestar adecuadamente. Pero empezaron también los problemas con el manejo de las emociones. Veíamos explosiones por cosas aparentemente insignificantes que hacían explotar al niño. Algo lo descolocaba y explotaba.
– Los niños crecen y sus cabecitas, ya con muy pocos añitos empiezan a deducir que antes tuvo que haber otra mamá, y otro papá, y por lo tanto también un abandono. Y el niño deduce que él no es bueno, y por eso lo abandonaron. La forma de razonar infantil no le permite pensar en otro culpable que no sea el mismo.
– Nosotros por otro lado,  pensábamos que ya queríamos a nuestros hijos desde el mismo momento de la asignación, pero con el tiempo llegas a la conclusión de que hace falta tiempo para sentirse  madre. Con el tiempo vas comprendiendo lo que realmente significa ser madre.
– Hace falta un espacio, para poder hablar abiertamente con nuestros hijos de la adopción y de sus sentimientos, pero para eso nosotros también tenemos que tener las cosas muy asumidas y muy claras, porque los niños detectan enseguida nuestras incertidumbres, nuestras dudas, nuestros miedos. Para poder hablar abiertamente con ellos, nosotros a su vez lo tenemos que haber trabajado antes.
– Otra cosa que tenemos que asumir es que hay cosas que duelen, y que tienen que doler. Que es bueno que duelan. No podemos evitarles ese dolor. Tienen que ser capaces de asumir, de aceptar ese dolor para poder vivir con él. Tenemos que LEGITIMAR ese dolor. Tienen derecho a sentirlo y nosotros no debemos sentirnos agredidos por ello. Necesitan reconciliarse con su pasado y es preferible que la adolescencia nos pille con los deberes hechos.

– Hace años nos decían que los niños debían iniciar la escuela tan pronto como llegasen; incorporarse a las rutinas cuanto antes. Ahora sabemos que eso es una burrada. El niño necesita aprender lo que es una familia, lo que significa querer y ser querido. Necesita sentirse seguro para poder luego enfrentarse al colegio sin estrés. Un niño con estrés en el colegio no puede aprender nada. Tienen previamente que vincularse, amar, querer, sentir seguridad.
– También tiene que aprender a confiar en los adultos. Antes los adultos eran personas que iban y venían, no transmitían ni duración,  ni confianza. Ahora tienen que aprender que nosotros estaremos a su lado.
– Respeto: Somos guardianes de su historia y debemos respetar su historia. Tenemos que recordarlo en el colegio. Daremos los datos imprescindibles y  necesarios para que el profesor pueda trabajar con nuestro hijo, pero , DEJANDO CLARO QUE ES UNA CONVERSACION PRIVADA. LA VIDA DE NUESTROS HIJOS NO ES TEMA DE CAFETERIA ENTRE PROFESORES.
– Tenemos que enseñarles a proteger su intimidad, enseñarles a responder a los extraños, y sólo se aprende a partir de nuestro ejemplo. Tienen que saber que su historia es suya, que NO PUEDEN CONTROLAR LAS PREGUNTAS, PERO SI SON DUEÑOS DE LAS RESPUESTAS.
– Hay que prepararlos para los comentarios racistas, de la incomprensión y de la curiosidad de la gente. En eso nosotros jugamos con pocas cartas, pues somos blancos en un mundo de blancos. Porque algunos comentarios les dolerán, y esos comentarios van a llegar. No podemos tapar ese dolor, pues es real.
– Durante el proceso de post adopción habrá una etapa buena, y luego de repente todo parecerá que va para atrás. Tendremos la sensación de que todo lo estamos haciendo mal, pero no será así; será una señal de que las cosas van bien. El dolor llega y tenemos que estar preparados para ello. Tendremos que volver a hablar de los mismos temas, y repetir nuevamente todo aquello que creíamos que ya estaba asentado. Las cosas las tendremos que repetir muchas veces pues el cerebro aprende a otra velocidad diferente al corazón.

Para finalizar, Beatriz quiso cerrar la conferencia diciendo que hace diez años dudaba si era su momento para ser madre, pero tenía claro que si lo llegaba a ser, sería por adopción. Lo que no sabía era lo mucho, mucho, mucho que le iba a gustar ser madre. No hay nada en su vida comparable al hecho de ser madre. Te enriquece, te hace otra persona, mejor persona.
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