Artículo de Terapia de Juego España
Una adopción tiene implicaciones muy positivas para el desarrollo psicológico del niño adoptado: ofrece al niño una perspectiva de estabilidad, afectividad, seguridad, y en general una vida en familia que sus padres biológicos no le han podido conceder. Efectivamente, gran parte de la investigación llevada a cabo acerca de la adopción está de acuerdo en que la adopción beneficia al niño a corto y largo plazo (Brodzinsky & Pinderhughes, 2002; Palacios & Brodzinsky, 2010; van IJzendoorn & Juffer, 2006).
Sin embargo existen también complicaciones y desafíos que el niño adoptado deberá afrontar a lo largo de su vida (Brodzinsky & Evan, 2011)
Cuando un niño es adoptado, suele quedar privado de información sobre gran parte de la historia social y cultural de su familia(Nickman, 1996). Esta ruptura, junto con la pérdida de la familia biológica deriva habitualmente en un duelo que los niños tendrán que afrontar y resolver. Cuando este duelo no ha sido resuelto correctamente el niño puede experimentar problemas de concentración, rendimiento escolar, autoestima, identidad y/o relaciones sociales (Brodzinsky & Evan, 2011). En ocasiones el impacto psicológico de este duelo no resuelto no aparece hasta la adolescencia o vida adulta, y se puede traducir en despresión, actividades delictivas, abuso de sustancias y/o comportamientos agresivos . Todas estas complicaciones se pueden reducir o evitar con una intervención psicológica a tiempo (Nickman, 1996).
Otro problema al que se suelen enfrentar los niños adoptados es al sentimiento de rechazo. Tras una adopción el niño puede sentirse rechazado por su familia biológica (Leon, 2002). Adicionalmente en algunos casos, durante el proceso de adaptación a la familia adoptiva el niño puede también sentir que no encaja en su nueva familia. Todo esto puede generar una linea de pensamiento constante en la que el niño siente que merece ser rechazado, y como consecuencia aparecen los sentimientos de verguenza, baja autoestima y autoconcepto negativo (Hochman & Huston, 1995).
De hecho diferentes investigadores han llegado a la conclusión de que las personas que fueron adoptadas en su infancia tienden a experimentar a lo largo de su vida sentimientos de perdida, duelo, verguenza, rechazo, dificultades de auto-control, dificultades en la formación de su identidad y depresión (CWIG, 2004).
Sin embargo cuando el niño adoptado integra adecuadamente su experiencia adoptiva, realiza un duelo a tiempo por las pérdidas sufridas, y establece un vínculo de apego seguro con sus padres adoptivos, tiene muchísimas menos probabilidades de atravesar las dificultades arriba mencionadas.
Los beneficios que la Terapia de Juego puede aportar al desarrollo psicológico del niño adoptado son tanto a nivel preventivo como de intervención específica. En este documento se pretende dar una idea generalizada de estos beneficios, ya que hacer una descripción detallada excedería los propósitos del mismo. Además los beneficios dependerán en todo caso de las necesidades individuales de cada niño en particular. Así pues, se describen aquí los beneficios que la Terapia de Juego aporta de forma general en la mayoría de intervenciones post-adopción.
A través de la Terapia de Juego se le brinda al niño la oportunidad de integrar su experiencia adoptiva. En las sesiones de Terapia, el niño expresa en su juego sus confusiones, preocupaciones, emociones y en general, lo que está pasando en su vida. Junto con el terapeuta de juego, el niño resolverá sus conflictos y preocupaciones, procesará su duelo, y entrará en conexión con sus emociones. Conseguirá de esta forma entender su experiencia adoptiva e integrarla como parte de su historia personal. Actividades específicas como ´El Libro de mi Vida´proporcionarán al niño la asimilación de una continuidad cronológica de su vida, lo que resulta esencial para la construcción de una adecuada identidad personal. El niño siente de esta forma que tiene un mayor control sobre su vida, lo que mejora automaticamente su autoestima, auto-regulación y capacidad para relacionarse con los demás.
Una vez procesados y asimilados los sentimientos de rabia, rechazo y duelo, el niño será más capaz de abrirse a su familia adoptiva y recibir los cuidados y afecto que le proporcionan. De esta forma se rompe poco a poco la linea de pensamiento arriba mencionada en la que el niño sentiria que merece ser rechazado constantemente.
Adicionalmente la Terapia de Juego se ha demostrado especialmente efectiva para establecer y reparar vínculos de apego. Las técnicas de ´theraplay´se convierten en una vía potenciadora para el establecimiento de la relación de apego entre el cuidador principal y el niño. Para que una adopción se realicé de forma exitosa, el niño adoptado tendrá que establecer una relación de apego segura con sus padres adoptivos. Un ví nculo de apego bien establecido supondrá las bases fundamentales para la integración del niño en su nueva familia y también para su futuro desarrollo psicológico (Huges, 1999). En muchas ocasiones esto ocurre de forma natural, sobretodo cuando el niño ha sido adoptado a una edad temprana y no ha sufrido experiencias traumáticas. Sin embargo hay ocasiones en las que la formación de este vínculo se puede complicar. Cuando un niño ha vivido en varias familias o casas de acogida o ha vivido experiencias traumatizantes (malos tratos, deprivación, negligencia, violencia doméstica etc.).
En conclusión y de acuerdo con Huges (1999) la Terapia de Juego se presenta como una intervención especialmente indicada para tratamientos post-adoptivos, ya sea para mejorar la experiencia adoptiva del niño en general, como tratamiento preventivo de futuros problemas psicológicos, o como intervención específica para aquellos niños que presentan dificultades psicológicas definidas. En Reino Unido la mayoría de agencias de adopción disponen ya de terapeutas de juego en sus servicios post adopción.
Maria Machi Roselló
Master Terapia de Juego
Master Juego Terapeutico
machirosello@gmail.com
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