Reacciones habituales en los padres adoptantes

Los padres, en ciertos momentos, pueden sentirse desorientados y superados por reacciones y conductas que no acaban de entender. Por regla general, la mayoría de estas conductas, deben ser entendidas en clave emocional. Una de las características de los hijos adoptados es la de poner a prueba constantemente el amor incondicional de sus padres. Ello pueden hacerlo mediante la trasgresión de los límites establecidos por la familia y creando un desasosiego o frustración en los padres. Ante ello surgen las dudas y las preocupaciones. Entre otras, destacamos:

Desorientación. Se pone en duda su capacidad para controlar la situación y si los métodos son los adecuados. Pueden aparecer discrepancias entre la pareja o recriminaciones mutuas tratando de encontrar la mejor solución.

-Culpabilidad. Algunos padres sienten un gran remordimiento cuando castigan al niño. Igualmente se presentan dudas acerca de la intensidad o frecuencia del castigo que es necesario aplicar.

-Desbordamiento. Se describen habitualmente sentimientos de desesperanza y cansancio en torno a dos factores fundamentales y estrechamente asociados.
El primero es de tipo emocional y se manifiesta por la necesidad constante de contacto físico, de recibir muestras de cariño, de asegurar, en definitiva, una proximidad emocional para fortalecer su propia seguridad.
El segundo factor hace referencia a aspectos conductuales de difícil manejo como pueden ser la hiperactividad, déficit de atención, impulsividad, rabietas, baja tolerancia a la frustración, problemas de relación con hermanos (si es el caso), etc.

-Problemas en la pareja.Como consecuencia de los factores antes descritos, la pareja puede ver alterada significativamente su vida cotidiana y ver frustrados en cierto sentido sus expectativas en cuanto a la adopción. Normalmente, con el asesoramiento adecuado, consensuado estrategias comunes y siendo capaces de entender en clave emocional a estos niños, las cosas mejoran sustancialmente.

Orientaciones generales para los padres

El comportamiento y forma de ser de cada niño es diferente en función de múltiples factores tanto internos como externos. En los niños adoptados adquieren además gran importancia su historia previa a la adopción, así como sus posibilidades de vinculación temprana como elementos principales para asegurar su estabilidad afectiva y emocional.

Teniendo en cuenta todos estos factores, a continuación exponemos algunas pautas generales para ayudar a los padres a comprender, regular y normalizar aquellas conductas o emociones que sean susceptibles de mejorar en el seno familiar.

1. Muchas de las conductas del niño debemos entenderlas en clave emocional. Por tanto su corrección no sólo pasa por modificar las conductas externas que se manifiestan sino también trabajar su origen de base emocional.

2. El niño y la familia necesitarán un tiempo para adaptarse mutuamente. Los contratiempos y dificultades forman parte de un proceso natural que irá mejorando si conocemos las características de estos niños y la forma de actuar.

3. Debemos ser claros en el establecimiento de los límites y en el cumplimiento de los castigos cuando los establecemos, pero, del mismo modo, sabremos dar un soporte afectivo real dedicándoles el tiempo necesario.

4. Ante conductas disruptivas (rabietas, desobediencia, etc.) podemos aplicar los métodos tradicionales de modificación de conducta como el tiempo fuera o el coste de la respuesta (retirada de algún privilegio: jugar a la Play, ver tv. etc.). No obstante, es importante tener en cuenta algunos detalles en su aplicación dentro de este colectivo:

– Ante episodios disruptivos, no alzar la voz, no mostrarse excesivamente nervioso lo que podría suponer un empeoramiento de las cosas. Tampoco intente razonar nada con el niño en ese momento. Limítese a retirar al niño del escenario (cuando sea posible) o retírense los padres dejándolo temporalmente sólo.

– Hágale saber que está decepcionado con su comportamiento (no con él) y que eso pone triste a los padres. De lo que se trata es de marcar una distancia física y emocional de forma momentánea con el niño. La idea es que si lo que quiere es llamar nuestra atención o ponernos a prueba no lo va a conseguir por estos medios y deberá corregirlos. El niño irá aprendiendo e interiorizando estos patrones aunque puede llevarle algún tiempo. Muchas de estas conductas obedecen a mecanismos inconscientes y fuera del control voluntario del niño.

– Los razonamientos con nuestros hijos acerca de sus emociones y conductas deben siempre hacerse en frío, en momentos tranquilos. Con los más pequeños nos ayudarán cuentos que escenifiquen situaciones parecidas a las que intentamos controlar.

Fuente: Psicodiagnosis. Comprender al hijo adoptado

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