Tu hijo, tu maestro

El lenguaje no verbal (tonos de voz, gestos, miradas, respiración, posturas y movimientos corporales) constituye el 80% de tu comunicación, de tal manera que no necesitas hablar para dar un mensaje a tu hijo/a. Expresas mucho más sin palabras que con ellas, y aunque tu hijo no registre conscientemente toda la información que le está dando tu lenguaje no verbal, de modo inconsciente sí la registra, la interpreta y reacciona ante ella.

El lenguaje no verbal surge directamente de tu inconsciente y no está bajo tu control, ni siquiera te das cuenta de él; por lo tanto, el lenguaje no verbal siempre mostrará tu verdad más profunda.


Darte cuenta de lo que transmites a tu hijo a través de este lenguaje puede abrirte a un mar de soluciones insospechadas en las posibles relaciones conflictivas que puedas estar viviendo con tu hijo/a.

Para entender esta “parte oculta” de la relación padres-hijos tenemos que hablar de los mecanismos de defensa, que son estrategias psicológicas inconscientes que ponemos en marcha para hacer frente a realidades que nos provocan ansiedad y a la cual no podemos hacer frente, al menos de momento.

Uno de estos mecanismos es la negación. Se trata de aquel mecanismo por el que el individuo deja fuera de la conciencia cosas que se siente incapaz de afrontar. Por ejemplo, cuando hay un duelo no elaborado por el hijo biológico soñado que no se ha podido tener, el hijo adoptivo se puede percibir como un sustituto del primero, lo cual provocará inevitablemente conflictos, que se pueden traducir en mal comportamiento del hijo/a e incluso conductas que fácilmente se pueden confundir con el déficit de atención o la hiperactividad. Esta situación puede provocar un rechazo encubierto, aunque a través del lenguaje se le intente transmitir amor, aceptación y valoración. Elaborar el duelo y recibir al hijo adoptado como el hijo soñado significa el fin de muchas situaciones conflictivas.

La proyección es otro mecanismo de defensa que con frecuencia causa muchos problemas. Es el mecanismo por el cual un individuo atribuye a otro sus propios impulsos y de esa forma se los oculta a sí mismo. En estos casos es muy interesante observar cuáles son las conductas de tu hijo/a que más te cuesta aceptar porque probablemente también formen parte de ti: puede ser el desorden, la mentira, la falta de diligencia, etc.

En conclusión, la crianza de ese hijo/a difícil, que te saca con facilidad de tus casillas, al que estás empeñado en cambiar y al que presionas tanto para que haga o deje de hacer, posiblemente es el mejor maestro/a que la Vida te ha podido traer. Tomar conciencia de ello contribuirá a transformar esos sentimientos negativos en lo único que sana, une y transforma: el amor.

Margarita Muñiz Aguilar
Directora de Recursos On Line
Instituto Familia y Adopción

Fuente: Blog de AFNE, Associació de Famílies de Nens i Nenes d’Etiòpia

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