Protección si, sobreprotección no

sobreprotección

Cuando nos convertimos en madres y padres nuestro instinto de protección hacia nuestro hijo se activa. Estamos alerta en todo momento para que no le ocurra nada, para tenerlo arropadito, para aportarle seguridad y bienestar. Algo instintivo, natural y totalmente normal.

Todo aquel que es padre o madre sabe de lo que estoy hablando: de mirar que no tenga frío cuando salimos a pasear, de quitar algún mueble del medio para que no tropiece cuando empieza a andar, probar los purés para saber que no están demasiado calientes, estar alerta en el parque para prevenir accidentes en el columpio o tobogán, …

Nuestros hijos necesitan protección y cuidado, pero también independencia y autonomía, y debemos aprender a dársela, dejar que alguna que otra vez se caigan al suelo, que mojen el baño cuando se lavan las manos, que se ensucien cuando coman, … Debemos aprender a no intervenir en todas las situaciones problemáticas o difíciles que se les plantean a nuestros hijos, ya que de este modo es como se aprende, de otro modo les impedimos su desarrollo madurativo.

Pero hay ocasiones en los que algunos padres y madres muestran más protección de la necesaria para garantizar la seguridad y el bienestar de sus hijos.

La sobreprotección puede manifestarse de múltiples formas y ser causada por muchos motivos. Algunas causas de sobreprotección pueden ser:

  • nacimiento de un niño muy deseado, (o llegada en el caso de uno adoptado)
  • enfermedad del pequeño,
  • personalidad de los padres,

Un niño sobreprotegido es aquel que sus padres se siguen haciendo todo cuando él ya tiene una edad para hacerlo solo, como por ejemplo:

  • le siguen dando de comer,
  • le siguen vistiendo y calzando,
  • le siguen acompañando al baño,
  • ….

Los padres sobreprotectores siguen haciéndolo todo cuando el niño está perfectamente capacitado para hacerlo solo.

También es una muestra de sobreprotección la alta tolerancia a multitud de demandas y exigencias que el niño muestra, pero en cambio no se le permite salir a la calle porque hace frío o no se invita nunca a sus compañeros ni amigos del cole porque ninguno de ellos es suficientemente bueno.

Los padres que muestran esta actitud sobreprotectora no le están haciendo ningún favor a sus hijos, aunque lo hagan con toda la mejor intención del mundo.

Los niños de padres sobreprotectores normalmente :

  • aprenden a ser dependientes de sus padres,
  • son más miedosos,
  • muestran actitudes inmaduras,
  • con poca tolerancia a la frustración,
  • suelen ser tímidos y retraidos,
  • con baja autoestima,
  • y en consecuencia suelen ser niños con pocos amigos.

¿Qué podemos hacer? Algunas pautas para evitar la sobreprotección:

  • Dejar que nuestro hijo experimente, que aprenda por si mismo.
  • No intervenir en cada pequeño problema o dificultad que se le presente. Deja que ande y corra por el parque, si se cae no te angusties.
  • No cortar el aprendizaje. Si tu hijo quiere empezar a comer solo, ofrécele una cuchara y un gran babero para que coma. No te preocupes, si se ensucia es normal, ya limpiaremos después.
  • Fomentar que juegue con otros niños sin nuestra presencia constante. Permite que se aleje un poco de ti para jugar libremente.
  • No darle todo lo que pida al momento, se convierten en niños «tiranos».
  • Fomentar que establezca lazos afectivos con otras personas a parte de nosotros.
  • No atosigarle, no estar todo el día encima preguntando y controlando.
  • Estar a su lado para ofrecerle ayuda cuando la necesite, pero no para solucionarle los problemas.
  • Tratarle de acuerdo a su edad, permitir que crezca y se desarrolle.
  • Fomentar la autonomía. Debemos enseñarles a hacer cosas por su cuenta, que aprendan a vestirse y calzarse, lavarse la cara …  en definitiva hábitos de autonomía que les aportan cada vez mayor independencia de nosotros. Que hagan su mochila para ir al cole cuando ya son más mayores, estos son pequeños ejemplos que ayudan a los niños y niñas a se más autónomos e independientes.
  • Fomentar la responsabilidad. Ofrecerles pequeñas responsabilidades dentro de casa, por ejemplo que ponga la mesa, que recoja sus platos del desayuno, que haga su cama, … obviamente dentro de sus capacidades y en función de la edad. También debe ser responsable de sus tareas escolares, acompañar en el aprendizaje no significa que los papás y mamás hagamos los deberes de nuestros hijos …

Fuente: blog ‘mamapsicologainfantil.com’

Si este artículo te parece interesante, compártelo.
Facebook Twitter Plusone Linkedin Pinterest

Deja una respuesta