Perla sonríe al ver la foto de sus dos hijos. Cuando se expresa de ellos, le cuesta encontrar las palabras. “Mira, este es mi gordo menor, y este de acá mi niño mayor”, dice. En su rostro se asoma una sonrisa que refleja alegría. Sus ojos irradian la ternura de una madre cuando observa a sus hijos. En la foto aparecen dos niños menores de tres años, cuya piel es oscura como la canela y en su rostro resaltan dos grandes ojos color ébano. Las diferencias entre los pequeños y la madre son más que evidentes, sobre todo por la blancura de la piel de Perla y el lacio de su cabello. Como Perla no pudo tener hijos de manera natural, decidió no darse por vencida en su deseo de ser madre y adoptó a los dos pequeños. “Yo quería una niña, pequeña, no mayor de cuatro años”, recuerda Perla. Sin embargo, cuando la llamaron por cuarta vez de la Fundación Amigos del Niño que Amerita Protección (FUNDANA) la esperaba alguien inimaginado. “Me presentaron a un bebé hermoso de diez meses”, dice Perla al tiempo que su voz se quiebra por recordar el momento. Lentamente, lleva una de sus manos al pecho. Cierra los ojos y al hacerlo una lágrima emana de ellos y lentamente resbala por su mejilla. Con un gesto de disculpa limpia sus ojos y respira profundamente para continuar con su relato. “Cuando vi a ese bebé y leí su historia fue amor a primera vista. Cuando me vi reflejada en sus ojos supe que ese era mi hijo”, dice y una sonrisa se asoma ligeramente por sus labios.
Perla tiene a sus niños desde hace dos años, y destaca que no pasó por grandes dificultades a la hora de adoptar. Actualmente existe una dicotomía cuando se considera si el proceso de adopción es difícil o no: quienes quieren adoptar, generalmente ven el proceso difícil, casi que imposible. Los que están directamente vinculados con el proceso de adopción, señalan que no es tan engorroso y que todo está en la mente del solicitante.
La adopción de un niño en Venezuela
El proceso de adopción en Venezuela es coordinado por el Instituto Autónomo Consejo Nacional de Derechos al Niño Niña y Adolescente (IDENNA), que cuenta con una oficina en cada estado del país. Todos los pasos que deben seguirse para adoptar están contemplados en la Ley Orgánica para la Protección del Niño Niña y Adolescente (LOPNNA).
“El proceso de adopción está regido por un equipo multidisciplinario: un psicólogo, un médico, un abogado y un trabajador social. Este grupo está encargado de llevar a cabo dos grandes procesos: verificar si los niños son adoptables y determinar si los solicitantes están capacitados para adoptar, es decir, determinar si son idóneos”, explica Oly Burguera, abogado de la oficina de adopciones del IDENNA.
“Una vez que son consignados los recaudos correspondientes se abre un expediente del o los solicitantes y se inicia el proceso de adopción”, dice Burguera. “Se les hace una serie de pruebas de carácter bio-psico-socio-legal para determinar su idoneidad y si resulta positivo pues se busca ya el emparentamiento, es decir, el acercamiento físico y emocional con un niño”, concluye.
Según cifras del IDENNA, en el 2010 un total de 910 niños, niñas y adolescentes se les garantizó el derecho a vivir en familia. En ese año, 1.179 familias fueron evaluadas para la adopción, en el Marco de la “Misión Niños y Niñas del Barrio”.
Niños a la carta: Dificultades a la hora de adoptar
Milagros Martínez, trabajadora social de la oficina de adopciones del IDENNA, afirma que el proceso de la adopción principalmente se hace difícil porque los futuros padres adoptivos solicitan al niño perfecto. “Siempre buscan un bebé con las mismas características: blanco, ojos azules, de meses y que en cierta forma se parezca a ellos. Buscan al bebé Gerber y eso no lo hay”, dice. Destaca que como la mayoría de los niños que están en las casas hogares son mayores de los seis años, los solicitantes no quieren adoptar y su proceso se alarga más de la cuenta. “Si buscaran a un niño, sin importar sexo, raza o edad, el proceso fuese rapidísimo”, afirma.
José Gregorio Fernández, sociólogo y director general de la ONG Proadopción coincide con la visión de Martínez y añade que dificultades de la adopción radican en la mente del solicitante. “Fundamentalmente se dice que el proceso es difícil porque la gente desconoce como es el proceso en sí. Va a depender de lo que las personas consideren como difícil”, explica. Destaca que las personas acuden a las casas hogares en búsqueda del niño que tienen en mente: un niño ya idealizado que, por no poder tenerlo de manera natural, buscan en una casa hogar para rellenar el vacío.
Alba Rodríguez, psicólogo clínico, afirma que otro de los aspectos que frena a los futuros padres adoptivos es la opinión de las personas allegadas a ellos. “Por eso es que los buscan tan pequeños, porque les preocupa el que dirá la familia o los amigos y temen que les rechacen al niño”, explica. Otro factor que la psicólogo destaca es que muchos solicitantes se abstienen de adoptar cuando se enteran de los orígenes del niño. “Cuando se enteran de que es hijo de una prostituta o un drogadicto lo rechazan por temor a que salga enfermo”, asegura.
Perla reconoce que quería una niña pequeña, pero que de igual forma era flexible a entrar en contacto con otro niño con el que se sintiera identificada. Afirma que la gente al considerar al proceso de adopción como una travesía interminable busca la forma fácil de hacerse con un niño. “A mi esposo y a mí nos ofrecieron los caminos verdes, pero no quisimos irnos por una vía que no fuese la legal”, explica.
Como “caminos verdes” se define a la forma de tener un hijo sin atravesar por el proceso de adopción contemplado en la LOPNNA. “Se busca a una mujer que este embarazada y que no quiera o pueda tener a su hijo. Entonces se le paga el embarazo para que en el momento de dar a luz ceda al niño. Básicamente lo compran”, explica Fernández.
El especialista asegura que el catalogar a la adopción como difícil sirve de excusa a aquellos que se fueron por los caminos verdes. “Dicen que adoptar es difícil para justificar que básicamente compraron un niño”, asegura.
Según Martínez otra razón que hace de la adopción algo engorroso es que no todos los niños que viven en una casa hogar son adoptables. “Solo un pequeño porcentaje de los niños son adoptables. Los demás aun tienen familiares que por diversos motivos no pueden hacerse cargo de ellos”, explica. Además, el que muchas parejas quieran adoptar hace el proceso sea lento. “Tenemos muchas solicitudes y respetamos el orden en el cual se consignaron los documentos”, informa.
Sin embargo, aun cuando los involucrados en el proceso afirman que las dificultades provienen del solicitante, hay quienes piensan lo contrario. “El proceso de adopción es algo para armarse de paciencia”, asegura Yeelimak Díaz, una mujer que decidió adoptar un niño por no poder concebir. “En mi caso yo no logré mi objetivo, no pude concretar mi adopción”, dice.
Yeelimak dice que se inscribió en la Oficina Metropolitana de Adopciones y que fue evaluada por el equipo de profesionales. Se sometió a todas las pruebas y se le permitió el emparentamiento con el niño. “Luego de que fui evaluada y me dejaron estar con el niño no me permitieron adoptarlo, no logre mi objetivo” asegura. Reconoce que parte de esa dificultad a la hora de adoptar radica en que las personas deben someterse a las pruebas que indica el IDENNA en repetidas ocasiones. “Es posible que la ansiedad de querer ser padres hace que uno vea el procedimiento difícil y largo”, dice.
El proyecto de adopción: No existe el bebé Gerber
Martínez y Bustera informan que al momento de consignar los recaudos para la adopción los solicitantes deben incluir un proyecto de adopción. “Se les pide que expliquen en ese proyecto qué esperan con esa adopción y que detallen que esperan de su futuro hijo y de qué pueden hacerse cargo”.
Las expertas señalan que es en ese informe donde describen a su hijo con las características del bebé Gerber. Entonces, lo que se procede a hacer es desmontar esa mentalidad que tienen los solicitantes de adoptar al bebé perfecto. “Se les sensibiliza para que entiendan que eso no lo hay en los hogares de adopción, que la realidad es otra: la mayoría de los niños que hay son mayores de seis años y de piel oscura”.
El proyecto de adopción sirve para sensibilizar a los solicitantes, para hacerlos flexibles a la hora de conocer a los niños. “Acá lo que buscamos es reguardar al niño y hacer cumplir su derecho de vivir en familia, no se satisfacer las necesidades del solicitante de ser padre”, afirma Martínez.
Fernández por su parte dice que es importante la sensibilización del solicitante. “Hay que entender que a la hora de adoptar la dificultad no la tienen los adultos, sino el niño. El adulto sólo tiene que esperar, el lleva una vida normal. Pero el niño no, él es quien sufre, el que cuando se levanta asustado en la madrugada no tiene quien lo reconforte. Él puede morirse el tristeza por estar solo en una casa hogar”, asevera. El sociólogo a su vez llama a la reflexión cuando dice que hay que reconsiderar si adoptar es difícil cuando se le compara con procedimientos como la inseminación in vitro.
Yeelimak y Perla concuerdan que el proceso sería más rápido si se contara con más personal en las oficinas de adopción. “Hace falta profesionales en el área porque son muchos casos que deben atender y no hay suficiente personal para agilizar el proceso”, dice Yeelimak. “El estado no pide padres perfectos, solo piden que les brindes a los niños un hogar, protección y amor. Pero así como no pide padres perfectos, no hay niños perfectos”, asegura Perla.
Rodríguez llama a la reflexión cuando define a la adopción como un engranaje: “Hay que tener en cuenta que hay padres que pudieron procrear pero no pueden criar, y padres que no pudieron procrear pero que pueden criar”, asegura.
Perla, aun cuando está feliz con sus dos hijos, dice que espera que pronto el proceso de adopción termine. “Esperamos que nos asignen a un nuevo juez que termine con nuestro caso. Mientras tanto vivo feliz con mi esposo y mis dos niños” asegura al tiempo que sonríe y guarda la foto de sus hijos.
Fuente: http://semillerodereportajes.wordpress.com