Un café con Delia

orígenes

Nueva entrada del blog de Delia Rodriguez, de la Fundación Balms, donde reflexiona sobre la identidad, los orígenes y la mediación.

“¿De dónde vengo?”, y “¿a dónde voy?”.  Sin duda alguna, deben ser dos de las preguntas que con más frecuencia se ha planteado el ser humano a lo largo de su historia. Reflexioné mientras tanteaba con los labios la temperatura de mi capuchino, servido con todo lujo de detalles en el Restaurante Harvest, de Madrid.

Y es que al final, cualquier intento de encontrar respuestas a estas incógnitas, nos acerca irremediablemente a un interrogante aún más inquietante: “¿Quién soy?”

Todos, en algún momento de nuestras vidas, nos hemos cuestionado el porqué gozamos de un determinado talento, porqué sentimos debilidad o rechazo hacia algún alimento  o porqué tenemos los ojos de un determinado color.

Es entonces cuándo nuestro primer instinto es alzar la vista y observar detenidamente a nuestros padres, hermanos o abuelos, con el deseo de encontrar en ellos respuestas que nos dejen tranquilos y satisfechos.

“Eres calcado a tu abuelo paterno”, “eres igualita que tú madre, cuando tenía tu edad” o “se nota que eres hijo de tu padre”. Son sólo algunas de las frases que todos hemos escuchado alguna vez cuando de pequeños, éramos el blanco fácil de todos los parecidos razonables que se le ocurrían a nuestros familiares.

Desde el primer momento que entré en contacto con el mundo de la adopción internacional a través de la Fundación Balms, supe que el fantasma que envuelve los orígenes biológicos, está ahí. Latente.

Un niño adoptado puede llegar a sentirse desorientado, confuso o incluso incompleto al no poder acudir a sus referentes biológicos para hallar respuestas a esos interrogantes. En un primer momento, y muy especialmente durante la adolescencia, la condición de adoptado podría llegar a suponer un motivo de distanciamiento con su familia adoptiva.

Todo adolescente que se precie,  se siente incomprendido y asfixiado por el mundo adulto. Pero cuándo hablamos de adopción, tenemos que tener en cuenta una serie de peculiaridades que se añaden a esta compleja ecuación. Lo más habitual ante la llegada de ciertos conflictos familiares,  es acudir  a pensamientos tales cómo: “No me entienden, porque no son mis verdaderos padres” o a la inversa: “Nos odia. No somos sus auténticos padres”.

Y es que las personas somos así, solemos tirar “balones fuera” cuándo se trata de asumir dificultades. Seguro que muchos de vosotros habéis escuchado cómo un progenitor (biológico o adoptivo) le reprocha al otro expresiones cómo: “mira lo que ha hecho tú hijo” o “no sé a quien ha salido este niño, desde luego a mí no”. Y por supuesto, este tipo de situaciones se dan hasta en las mejores familias, cómo quien dice.

No debemos olvidar que la adolescencia es una época en la que las crisis identitarias, son el pan nuestro de cada día. Esto quiere decir que si además hablamos de adopción, la comunicación y la escucha activa entre todos los miembros debe ser aún más continua y fluida si cabe.

En la Fundación Balms somos conscientes de que la revelación de la condición de adoptado es un proceso que de ninguna manera puede reducirse a una explicación puntual, por muy elaborada que sea. Dicha revelación debe acompañarse de un trabajo continuado en el tiempo, ajustado a las diferentes etapas del desarrollo del niño o niña, y basado en el diálogo y la confianza recíproca entre los miembros de la familia.

Es imprescindible tratar la condición de adoptado con naturalidad y no cómo un tema tabú, cómo tantas veces ha sucedido en el pasado. De esta manera evitaremos que afloren sentimientos de culpabilidad por parte de esos hijos adoptados que sienten la necesidad de ir en busca de sus raíces, o de temor de esos padres ante la idea de perder a sus hijos si encontraran a su familia biológica.

Trabajando desde el principio estos temas de forma abierta y sincera, la familia al completo estará preparada para encaminarse hacia la búsqueda de esos orígenes biológicos, de forma independiente o bien acudiendo a un profesional.

La mediación se cruza en el camino de la adopción,  jugando un papel decisivo en este campo. Es por ello que la Fundación Balms también ha querido ofrecer a las familias adoptivas y adoptantes un servicio de mediación enfocado a las relaciones intergeneracionales, y a la búsqueda de los orígenes biológicos.

La figura del mediador, velará porque ese encuentro entre la familia adoptiva y la familia biológica -ya sea físico o virtual-, se produzca en un entorno controlado, confidencial y saludable para todos.

Las nuevas tecnologías facilitan la realización de videoconferencias, necesarias cuándo nos movemos en el mundo de la adopción internacional, cómo es el caso de la Fundación Balms. A lo largo de las diferentes sesiones, el mediador trabajará por separado con la familia biológica, y con la persona adoptada y su familia adoptiva.

Llegado el momento, si ambas partes se sienten cómodas y conformes, podría prepararse un encuentro físico supervisado por el mediador, que siempre deberá ser un profesional especializado en esta materia.

Existen casos en los que después de diferentes sesiones, y de conocer de manera virtual a la familia biológica, alguna de las partes ha decidido no dar un paso más. En otras, es el principio de nuevas relaciones que germinarán de forma saludable. Por otro lado, cuándo hablamos de adopciones abiertas, la mediación puede ser el medio idóneo para establecer y determinar cómo serán las relaciones entre ambas familias, y el niño o niña adoptado.

Por todo lo expuesto, en Fundación Balms creemos que la mediación resulta un método eficaz en la resolución de conflictos personales y familiares relacionados con la adopción y la búsqueda de los orígenes biológicos.

Nuestro servicio de mediación ofrece a las familias un acompañamiento basado tanto en la confidencialidad y la voluntariedad del procedimiento, como en la profesionalidad y humanidad de nuestro equipo. Una respuesta a tantas incógnitas que muchas personas adoptadas, se han cuestionado más de una vez en su vida.

Pero sobre todo, la mediación representa el canal adecuado para propulsar la libre expresión de muchos sentimientos y emociones que se encuentran subyacentes, esperando a ser revelados para poder seguir avanzando.

Fuente: Blog «Delia Rodriguez«

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