«Derecho a ser concebido simbólicamente», una nueva reflexión para un nuevo derecho propuesto por Óscar Pérez-Muga, psicólogo

corazón

Del blog de José Luis Gonzalo «Buenos Tratos»

Esta reflexión la ha enviado Óscar Pérez-Muga a la revista Niños de Hoy con ocasión del Día Internacional de los Derechos del Niño y con motivo de la reciente aparición de la 2ª Edición de nuestro libro titulado, como ya sabéis: «¿Todo niño viene con un pan bajo el brazo? Guía para padres adoptivos con trastornos del apego»
Dice literalmente así:
Derecho a ser concebido simbólicamente
 La cercanía del Día Internacional de los Derechos del Niño es siempre un buen momento para reflexionar sobre la infancia. En esta ocasión una oportunidad para reivindicar el derecho de todas las personas a ser concebidas simbólicamente.
Sabemos qué es la concepción física del ser humano, como ocurre en un instante y cómo se gesta posteriormente hasta el nacimiento. La concepción simbólica, por su parte, es un proceso por el que padres y madres integran en su imaginario la gran responsabilidad que supone una hija o un hijo, culminando por sentirse padre y madre de por vida. Podríamos decir que la concepción física posibilita la vida y la concepción simbólica permite su buen desarrollo.

Los derechos de la infancia implican garantizar múltiples necesidades durante las distintas fases madurativas. Sin embargo, los niños y niñas no concebidos simbólicamente carecen de algo fundamental e insustituible para garantizar estos derechos, el compromiso incondicional y definitivo de un adulto con ellos.

La sola concepción biológica supone en ocasiones el comienzo de una infancia de derechos insatisfechos, de sufrimiento y desprotección. Cuando hablamos de derechos de la infancia hablamos entre otros de los cerca de 40.000 menores atendidos en instituciones en España (según la Sociedad Española de Pediatría Social) con los que podríamos sustituir toda la población de capitales de provincia como Soria o de Teruel. Además hay que añadir que, como en todos los ámbitos de la sociedad, la crisis también afecta gravemente a la calidad en la atención a los menores.
Para evitar estas situaciones queda casi todo por hacer, en muchos casos la adopción permite la unión de historias paralelas de necesidades y deseos en una familia. Los acogimientos familiares, por su parte, permiten el compromiso temporal de unos adultos con menores cuidándolos como a uno más de la familia.
Sin embargo es necesario seguir avanzando y, si la protección que no llega a tiempo no es protección, el proyecto de reforma de la ley de protección a la infancia es una gran oportunidad todavía por concretar. No sólo para facilitar el encuentro de hijos e hijas que necesitan padres y madres que quieran serlo, o adultos que les cuiden, sino para hacerlo lo antes posible y evitar el daño y el sufrimiento de esos niños y niñas desde sus primeros meses de vida.
 Finalmente, el hecho de concebir simbólicamente no sólo modifica la forma de entender el mundo, las referencias vitales y las prioridades personales de padres y madres. También modifica el imaginario de los hijos e hijas ya que les permite vivirse como personas queridas, sentir que son importantes para otros y dar un sentido positivo a sus existencias.
Fuente: Blog Buenos Tratos
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