En Perú, solo 141 menores fueron adoptados el 2013

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Cada mes 15 familias, entre peruanas y extranjeras, presentan formalmente un pedido de adopción. Hay 250 familias en lista de espera para adoptar, y al mes llegan 8 niños a la Dirección General de Adopciones. Procedimiento a cargo del Ministerio de la Mujer pronto pasaría a manos del PJ.

No es exagerado decir que Roxana Hernández, de 44 años  de edad, tuvo su hija tras 17 meses de espera. Debió esperar 510 días para encontrarse con la pequeña Tania. Sin conocerla, sin tener alguna fotografía o video que la mostrara, Roxana se enamoró de una niña que no tenía su apellido.

Y es que con cuatro décadas encima, ya no es tan fácil tener familia. Los intentos médicos pueden costar hasta 5 mil dólares y cada prueba fallida, un dolor invaluable. Incluso, para quienes –como Roxana y su esposo Peter– contemplan el embarazo adoptivo, el «tren se pasa a los 52 años». Hay que pensar rápido, no postergar, ¡ya!», dicen muchos. Pues bien, ellos no lo hicieron.

Por eso, el día que viajaron a Cajamarca al encuentro de Tania, la pareja ‘dio a luz’, tras integrar una desesperante «lista de espera», resistiendo una ola de críticas por una decisión que muchos aún cuestionan: la adopción.

Esta larga etapa para Tania significó 4 años de una vida sin padre ni madre. Pues, mientras el Poder Judicial (PJ) no firmaba el documento que declaraba a la menor en abandono, ella tuvo que permanecer en un albergue. No podía ser designada a una familia. Hoy, con 6 años, la pequeña es feliz: juega, estudia y disfruta de sus nuevos padres).

Roxana y Peter son una de las pocas parejas en superar este proceso de adopción lento y complicado. Entre enero y fines de octubre, solo 141 niños han sido adoptados en el Perú.
Como un procedimiento, las autoridades intentan hallar a la familia de estos menores abandonados, brindarles medidas de protección y si no hay buenos resultados, se extingue la patria potestad y el PJ declara el estado de abandono. Esto ya representa la última opción por la que los menores que permanecen en albergues de Inabif o privados pasan al proceso excepcional de adopción.

En estas instituciones estatales, cuyo paso debería ser transitorio, actualmente hay dos mil residentes a nivel nacional, entre niños víctimas de violencia familiar, discapacitados o en abandono. De estos últimos, cada mes llegan como máximo ocho niños a la Dirección General de Adopciones del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP). Mientras tanto, cada mes por lo menos 15 familias solicitantes, entre peruanas y extranjeras, presentan el pedido formal de adopción.  «La demanda de peruanos se ha triplicado en los últimos tres años», indica Eda Aguilar, titular de la mencionada unidad.

Hoy se tiene en lista de espera a 250 familias. La dificultad no es la ausencia de adoptantes ni la de niños con posibilidades de ser adoptados. ¿Cuál es entonces el problema?

Etapas a superar

El proceso de adopción lento y complicado se mantiene incluso hasta que el niño ya tiene nuevos padres. En los últimos tres años, durante el seguimiento posadoptivo, la Dirección de Adopciones ha registrado tres casos de problemas familiares.

Un menor de 6 años fue víctima de violencia emocional y física. Los responsables eran sus nuevos padres y las evidencias estaban retratadas en su pequeño cuerpo.

La situación se tornó tan tensa que los padres adoptivos rechazaron la visita rutinaria de la psicóloga del ministerio. Prohibieron su ingreso al hogar y negaron todo el daño.

Dado que la dirección encargada solo tiene una labor fiscalizadora, mas no sancionadora, se presentó una denuncia ante el Ministerio Público, quien citó a los padres y ordenó que sigan una terapia.

El largo proceso que hoy se desarrolla por la vía administrativa es gratuito y no necesita de asesoría legal. Y mientras esto sucede, los niños están a cargo de la Dirección de Investigación Tutelar (DIT) y  los jueces de familia.

¿Cuál es el proceso? Cuando un niño está en presunto estado de abandono, pasa a la Dirección de Investigación Tutelar que agota todos los medios para que algún familiar se haga cargo del menor y verificar si efectivamente se encuentra desprotegido. Mientras realizan este trabajo, pueden optar por medidas de protección, como colocación familiar, que es la entrega transitoria a otra familia, o la más aplicada: incorporarlo a un albergue.

Si bien en Lima existe un equipo de trabajo especializado en buscar los orígenes del niño (DIT), en el interior del país la situación es otra. El proceso de investigación tutelar lo sigue el Poder Judicial, a través de sus jueces de familia. «En el 2012, los magistrados expresaron su rechazo a seguir llevando este proceso», informó Jorge Vega, comisionado de la Adjuntía para la Niñez y Adolescencia de la Defensoría del Pueblo.

Luego de que la DIT cumple con su labor, presenta un informe ante el Poder Judicial, quien oficializa el estado del niño. «Lo que se debe aplicar cuando están en abandono es institucionalizarlos (en un albergue)», sostiene Carmen Sánchez, del segundo juzgado de familia de la Corte de Lima.

Para esta labor, el PJ dispone de 15 juzgados civiles tutelares en Lima Centro, que reciben casos de más de 30 distritos de la capital.

Cada juzgado recibe unos cinco casos diarios queno son solo de adopción. Según Carmen Sánchez, el proceso para declarar en abandono tomaría hasta ocho meses. En tanto  –aclara– que en la DIT también el proceso es largo. «La investigación tutelar no dura dos meses. Los niños llegan ya con un año o más debido a que primero se intenta la reinserción. Esto no se logra de la noche a la mañana», precisa.

PROCESO DE ADOPCIÓN

«Gerard era un niño de 5 años que vivía con sus padres en Barcelona después de que fuera adoptado desde muy pequeño en el Perú». Así, Érika Ibarguen, una arequipeña en tierras españolas, le explica a su pequeño que él también es un hijo del Perú. Su ‘embarazo’ duró lo mismo que uno biológico: 9 meses. Sin embargo, el proceso en el extranjero no fue el mismo que en nuestro país.

En el Perú los solicitantes deben pasar por la etapa de capacitación. Ahí se fortalecen las capacidades de la pareja. En Lima, dura 3 meses; mientras  que en el interior –por la menor demanda de pedidos– solo dos.

Luego, continúa la evaluación integral de los adoptantes.  En esa etapa, cuya duración es similar a la anterior, los solicitantes pasan por exámenes psicológicos y legales. Tras aprobarlos, se integran a la «lista de espera». No obstante, el tiempo se alarga debido a que, de manera paralela, la Dirección de Adopciones recibe los documentos de investigación tutelar del menor declarado en abandono y los somete a evaluaciones, lo cual dura hasta 8 meses. En el extranjero 2 años.

En España, Érika pasó por otro proceso que, por ser peruana, fue gratuito. Luego de 3 años de estancia en ese país, se animó a seguir los trámites. Pasaron por exámenes psicotécnicos y psicológicos (6 meses) hasta ser aprobados. Tres meses después fueron designados. Vinieron al Perú y se encontraron con Gerard, de 10 meses. Hace unos días repitieron la experiencia. Esta vez por Alejandrina, su segunda hija.

Cambios a la vista

En el Congreso ya está listo para ser debatido el dictamen que propone modificar el Código de los niños y adolescentes, el cual contempla cambiar el régimen actual de adopciones a uno mixto. En este, el Poder Judicial y la Fiscalía revisarían las propuestas y a través de una sentencia aceptarían la adopción. De esta manera, la decisión final no la tendría la Dirección de Adopciones, como lo viene realizando hace más de 15 años.

Ante esto, el Ministerio de la Mujer presentó un proyecto de ley que, por el contrario, busca ratificar el procedimiento por vía administrativa. Considera que no es necesario seguir un proceso judicial. Por su parte, la Defensoría también rechaza modificar el Código. Para Vega la medida tiene naturaleza social y no judicial. «El PJ debe fiscalizar, pero los jueces no están formados para desarrollar el proceso de adopción», considera.

En tanto, la magistrada Sánchez, quien convive con estos casos, precisa que la modificatoria de la norma debe estar acompañada por una decisión política. «Hay que ver la logística, la inversión…Si va a venir toda esa carga, ¿cuántos juzgados se repartirán las investigaciones tutelares?», dice. Y mientras el debate continúe, muchos niños solo esperan un hogar.

Existe una etapa posadoptiva que puede durar hasta tres años

Pueden adoptar cónyuges o personas solteras (entre 25 y 52 años), sean peruanos o extranjeros que gocen de buena salud, cuenten con un perfil psicosocial adecuado y recursos económicos suficientes. Mensualmente, debe percibir más de 1800 soles. Los convivientes no pueden participar en el proceso de adopción.

Una vez aprobada la designación, se da la etapa de empatía (7 días). La familia puede sacar al menor, pero regresarlo al hogar. Si el niño rechaza a la familia, se detiene el proceso.
En el interior, el proceso se puede seguir en once oficinas de la Dirección de Adopciones ubicadas en Arequipa, Ayacucho, Cusco, Huánuco, Lambayeque, La Libertad, Loreto, Piura, Puno y Junín.

Después de entregado el menor, se da la etapa posadoptiva. En este proceso, los psicólogos del ministerio hacen un seguimiento personal. Esta etapa en el país dura 3 años, mientras que en el extranjero, 4 años.

Ahí se evalúa la integración y socialización con la familia, su desarrollo escolar y se recibe información documental de la situación médica del menor adoptado.

En nuestro país existe una Asociación Peruana de Familias Adoptivas «Ruruchay» que orienta a aquellas parejas interesadas en el proceso. Puede comunicarse a través del correo electrónico ruruchay@gmail.com

Fuente: http://www.larepublica.pe

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